La ley de Bienestar Animal está redactada específicamente para perros, gatos y hurones. Es evidente el protagonismo de los dos primeros porque con 9,3 millones de perros y 5,85 millones de gatos, son las mascotas más extendidas en nuestro país, según el censo de 2001 de ANFAAC. Pero, ¿por qué los hurones?
Los hurones pertenecen a la familia de los mustélidos y viven de 7 a 10 años. No se sabe exactamente cuándo se empezaron a domesticar para la caza de conejos, roedores y otros pequeños animales, aunque, según cuenta Plinio El Viejo, hacia el año 6 a.C., el emperador César Augusto envió hurones a las islas Baleares para controlar las plagas de conejos. Durante la Edad Media, la caza con hurones se volvió popular en toda Europa y su cría selectiva se extendió, siendo incluso un símbolo de estatus.
Su popularidad como mascotas de compañía se disparó a partir de la década de 1980 tanto en Europa como en Estados Unidos, donde ya son la tercera mascota más frecuente por detrás de perros y gatos. En España, con 52.055 hurones censados, según la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC), están todavía lejos de alcanzar a los pájaros (5 millones censados) o a los reptiles (1,46 millones).
En cualquier caso, si los hurones tienen una mención especial en la ley de Bienestar Animal se debe fundamentalmente a la adaptación que hemos hecho de los reglamentos europeos. De hecho, cuando se creó el pasaporte europeo para animales de compañía en 2013, se incluyó de forma explícita a los hurones por motivos sanitarios. Al fin y al cabo, son animales que pueden transmitir la rabia y requieren vacuna y sus correspondientes controles para evitar que el virus se propague.
Pros y contras de los hurones como mascotas
Los hurones son mascotas divertidas por su carácter curioso y juguetón. Además, son manejables gracias a su pequeño tamaño (mide unos 38 cm sin contar la cola y pesa entre 0,7 y 2,3 kg) y pueden ser una alternativa viable para aquellos que son alérgicos a perros o gatos.
Sin embargo, aunque son pequeños, necesitan un espacio amplio y seguro para explorar y jugar, lo que puede ser un desafío en hogares muy reducidos. De hecho, si no cuentan con la suficiente estimulación, pueden ser sumamente destructivos con los muebles. También suelen colarse por cualquier agujero o incluso detrás de los electrodomésticos, donde pueden resultar heridos.
Pero sin duda, uno de los mayores problemas de los hurones como mascota es el olor. Tienen unas glándulas perianales que segregan hormonas con un desagradable olor destinado a atraer el sexo opuesto. También se activan cuando el animal se asusta o se pone muy nervioso. Por lo general, esterilizar a los hurones suele acabar con el problema, así como alimentarlos con pescado.