
Mientras el huracán Milton ha dejado en Florida al menos dos víctimas, graves inundaciones y devastadores tornados, en Europa la borrasca Kirk ha alcanzado la península ibérica y está siendo especialmente virulenta en el noroeste de España, con vientos huracanados e intensas precipitaciones. A pesar de haber perdido fuerza al cruzar el Atlántico, esta potente tormenta, antes huracán, sigue causando estragos.
Este tipo de eventos extremos, aparentemente desconectados, están ligados a la transición entre dos grandes fenómenos climáticos: El Niño y La Niña. Según expertos como el climatólogo Jorge Olcina, el paso de El Niño a La Niña suele estar acompañado por una temporada de huracanes especialmente activa y enérgica. "Ya lo vimos en 2017, y ahora se está repitiendo", ha comentado en el programa En Casa de Herrero.
Aunque los huracanes no suelen llegar a Europa con la misma fuerza devastadora con la que golpean las costas americanas, la actividad ciclónica en el Atlántico influye directamente en los patrones climáticos que afectan a la península. Olcina ha señalado que este tipo de situaciones meteorológicas podrían volverse más comunes en los próximos años.
Aunque España rara vez experimenta huracanes de manera directa, las consecuencias de estos fenómenos pueden ser visibles en forma de borrascas intensas como la ahora denominada Ex-Kirk. Según el experto, "durante la fase final de El Niño y la entrada en La Niña, se intensifican las probabilidades de que el Atlántico Norte se vea afectado por fuertes vientos y tormentas".
Mientras tanto, en Florida, las autoridades luchan por mitigar los daños de Milton, según ha comentado Maribel Garrett, la portavoz y enlace hispano de la ciudad de Tampa, una de las más afectadas, en el mismo programa. Se trata de uno de los huracanes más destructivos de los últimos años. "Se han tenido que evacuar a diez mil personas porque se encuentran en zonas bajas que son móviles", ha asegurado en este sentido.
El Niño y la Niña: así son estos fenómenos climáticos
"El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es un fenómeno climático natural a gran escala que conlleva fluctuaciones en la temperatura del océano en las regiones central y oriental del océano Pacífico ecuatorial, además de cambios en la atmósfera suprayacente. El Niño y La Niña son los componentes oceánicos, mientras que la Oscilación del Sur es el componente atmosférico, de ahí el nombre de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS)", según explica la Organización Mundial de la Salud. Es decir, se trata de dos fases opuestas de un fenómeno climático que se produce en el Océano Pacífico ecuatorial y afecta al clima en todo el mundo. Pese a producirse allí, sus efectos pueden llevar a sentirse a nivel global.
Opuestos, ambos fenómenos tienen características claras, y en el momento de transición de uno a otro, éstas se intensifican. Sus impactos varían además según la época del año en que se desarrollan, lo que genera variaciones en sus efectos en diferentes regiones.
Por su parte, El Niño se caracteriza por un aumento de la temperatura en las aguas del Pacífico ecuatorial. Durante este fenómeno, los vientos alisios (que normalmente soplan de este a oeste) se debilitan o incluso cambian de dirección, lo que provoca que las aguas más cálidas del océano se desplacen hacia el este, acumulándose cerca de las costas de Sudamérica. Esto tiene como consecuencia un cambio en los patrones atmosféricos globales, afectando las precipitaciones, las temperaturas y la circulación de los vientos en diversas partes del mundo.
A nivel regional, provoca condiciones más secas en África austral y el Sahel, mientras que en África Oriental trae lluvias más intensas. En Asia y el Pacífico, genera sequías en el sudeste asiático, pero más lluvias en el Pacífico central. En América Latina, el norte de Brasil experimenta sequías, mientras que Centroamérica y la costa del Pacífico ven fuertes precipitaciones.
En contraposición, La Niña se caracteriza por un enfriamiento de las aguas del Pacífico ecuatorial. Los vientos alisios se intensifican, empujando el agua caliente hacia el oeste, lo que provoca que las aguas frías del fondo oceánico suban a la superficie en la región oriental del Pacífico, cerca de América del Sur. Es decir, este fenómeno tiende a enfriar el clima global.
Concretamente, en África austral, trae lluvias más intensas, mientras que África Oriental se vuelve más seca. En Asia y el Pacífico, países como Indonesia y Filipinas reciben más precipitaciones, pero en Asia Central las lluvias disminuyen. América Latina, por su parte, experimenta una temporada de huracanes más activa en el Caribe, con lluvias intensas en el norte de Brasil y condiciones más secas en las costas del Pacífico.

