
Una familia de castores ha acaparado la atención de los medios internacionales después de conocerse que los animales han conseguido, en apenas unos días, terminar una obra hidráulica que el Gobierno de la República Checa llevaba años planificando y cuyo coste ascendía a "varios millones de coronas" según medios locales.
En la región de Příbram, en el oeste del país, se encuentra el área protegida de los Montes Brdy. Allí, políticos y ecologistas llevaban años intentando construir un sistema para revitalizar los humedales de la zona. El proceso burocrático se ralentizó, hubo que negociar la situación del terreno con dos empresas estatales, los proyectos medioambientales se discutieron largo y tendido y el importe total de la obra se valoró en 1,2 millones de euros, según EFE.
Cuando por fin se consiguió el permiso de obra, ya no hizo falta. Una familia de castores se mudó a la zona y en apenas unos días construyó varias presas, estanques y humedales naturales. Y gratis. "Un proyecto de revitalización tenía un objetivo similar, pero resultó innecesario, ya que los castores fueron más rápidos", cuenta Bohumil Fiser, director de la Agencia de Protección de la Naturaleza y el Paisaje de Chequia (CHKO), en declaraciones a EFE.
Según Fiser, toda esa zona necesitaba mejorar los humedales cercanos al estanque para evitar que, en la época de riadas, el suelo se erosione demasiado y cree situaciones de peligro para los visitantes. Las presas de los castores "retienen el agua en el paisaje, disminuyen los picos de caudal durante las lluvias intensas y pueden reducir el riesgo de inundaciones", ha asegurado el experto.
Los castores construyen presas principalmente para elevar el nivel del agua y modificar su entorno acuático. De este modo, pueden crear estanques que les protegen de los depredadores y les proporciona alimento durante todo el año. Además, con estas estructuras, los castores dan estabilidad a los arroyos y ríos, lo que facilita la construcción de madrigueras seguras.