
No es el calor puntual lo que activa las olas de calor marinas más intensas del Mediterráneo, sino su permanencia. Un nuevo estudio, liderado por el Centro Euro-Mediterráneo sobre el Cambio Climático (CMCC Foundation) y publicado en Nature Geoscience, ha identificado que cuando las dorsales subtropicales asociadas al aire cálido africano se instalan durante varios días consecutivos, los vientos se debilitan, el mar deja de liberar calor a la atmósfera y las aguas superficiales se recalientan a gran velocidad. Este fenómeno multiplica por cinco el riesgo de una ola de calor marina, según los autores.
El mecanismo clave: alta presión inmóvil y sin viento
Las dorsales subtropicales —zonas de alta presión asociadas a aire cálido y seco— son comunes en verano, pero cuando se vuelven estacionarias sobre el Mediterráneo, alteran por completo la dinámica entre la atmósfera y el mar. Según el estudio, "las dorsales persistentes alteran el balance de energía al reducir el flujo de calor océano-atmósfera" (Bonino et al., 2025).
Este cambio ocurre cuando la dorsal permanece sobre la región durante cinco días o más. En ese tiempo, los vientos se debilitan drásticamente y el mar deja de desprender su exceso de calor hacia la atmósfera, provocando un calentamiento rápido y sostenido de la superficie marina.
"Cuando las dorsales subtropicales se estacionan, eliminan el principal mecanismo de disipación de calor del océano: el viento", explica Giulia Bonino, autora principal del estudio.
"Es muy satisfactorio identificar por fin la mecánica de un fenómeno que llevamos años observando".
No todas las olas de calor marinas son iguales
Los investigadores analizaron 58 olas de calor marinas ocurridas entre 1982 y 2022 en tres regiones del Mediterráneo: occidental, central y oriental. Aplicando técnicas de agrupamiento y datos satelitales de temperatura superficial del mar, encontraron que la mayoría de los episodios extremos coincidía con dorsales subtropicales persistentes y vientos reducidos:
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63,3% en el Mediterráneo occidental
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46,4% en el Mediterráneo central
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41,3% en el Mediterráneo oriental
Estas cifras son llamativas si se tiene en cuenta que esa configuración atmosférica solo se produce entre el 8,6% y el 14,6% de los días de verano, según el mismo estudio.
"El riesgo de que se forme una ola de calor marina es cuatro a cinco veces mayor cuando coinciden una dorsal subtropical y vientos débiles", señala Ronan McAdam, coautor del estudio e investigador en el CMCC.
Un mar que se recalienta en cuestión de horas
La consecuencia directa de este bloqueo atmosférico es la pérdida de ventilación natural del mar. El estudio cuantifica su efecto térmico: "La pérdida de calor sensible y latente del océano representa más del 70% del flujo de calor total en las regiones afectadas" (Bonino et al., 2025). Cuando ese flujo se interrumpe, el calor se acumula en la superficie marina.
Uno de los ejemplos más extremos documentados por el equipo fue en el Golfo de León, donde la temperatura del agua subsuperficial aumentó casi 7 ºC en solo dos días durante un evento reciente.
"El calentamiento es tan rápido que puede alterar ecosistemas enteros en cuestión de horas", subraya Bonino.
Las consecuencias abarcan desde la mortalidad masiva de especies bentónicas y corales hasta la migración de peces y la alteración de cadenas tróficas, según trabajos anteriores citados por el estudio.
Hacia mejores alertas tempranas
Más allá del diagnóstico, el estudio ofrece una vía para mejorar la predicción de estos fenómenos. Los modelos actuales suelen basarse en umbrales de temperatura, pero los autores proponen incorporar la dinámica atmosférica previa, en particular la identificación de dorsales persistentes y reducción de viento.
"Nuestro trabajo destaca procesos no identificados previamente que son esenciales para representar con precisión las olas de calor marinas del Mediterráneo", afirma McAdam.
Además, el enfoque multidisciplinar del estudio —que combina oceanografía, meteorología y modelización— permite anticipar con mayor fiabilidad la evolución de estos eventos, lo que resulta clave para sectores como la pesca, la acuicultura o la conservación marina.
"Esta fue una excelente colaboración entre oceanógrafos y científicos atmosféricos. La unión de la experiencia y la pasión ha sido fundamental", añade McAdam.
Bonino, G., McAdam, R., Azzopardi, L. et al. Persistent atmospheric ridges trigger marine heatwaves in the Mediterranean Sea. Nature Geoscience (2025). https://doi.org/10.1038/s41561-025-01762-9



