
Astrónomos han observado por primera vez una explosión estelar que lanza al espacio una enorme cantidad de material con la fuerza suficiente como para eliminar por completo la atmósfera de un planeta cercano. La detección, confirmada por la Agencia Espacial Europea (ESA), representa la primera prueba directa de una eyección de masa coronal (CME) en una estrella distinta al Sol.
El hallazgo, publicado en la revista Nature, ha sido posible gracias al trabajo conjunto del telescopio LOFAR y del observatorio espacial XMM-Newton, que permitieron detectar y analizar el fenómeno en una enana roja situada a 130 años luz de la Tierra.
Una señal que confirmó la expulsión de materia
Las CME son habituales en el Sol y consisten en la expulsión de plasma y campos magnéticos hacia el espacio. Hasta ahora, se habían buscado sin éxito en otras estrellas. Esta vez, un equipo liderado por Joe Callingham, del instituto ASTRON, captó una breve señal de radio provocada por la eyección al salir del campo magnético estelar.
"Esta señal no puede existir a menos que el material haya escapado del campo magnético de la estrella", explica Callingham.
El análisis posterior permitió comprobar que se trataba efectivamente de una CME, lanzada con una velocidad y densidad extremas.
Una estrella mucho más activa que el Sol
La explosión procedía de una enana roja, un tipo de estrella más pequeña, fría y tenue que el Sol, pero mucho más activa. En concreto, la estrella observada tiene la mitad de masa solar, gira 20 veces más rápido y presenta un campo magnético 300 veces más fuerte.
Según las mediciones, la eyección viajó a 2.400 kilómetros por segundo, una velocidad tan alta que solo se observa en una de cada 2.000 CME solares. Esa fuerza bastaría para destruir la atmósfera de cualquier planeta en órbita cercana, aunque estuviera situado dentro de la llamada "zona habitable".
Implicaciones para la búsqueda de vida
Este descubrimiento plantea una nueva variable en la búsqueda de planetas habitables. Aunque un planeta se encuentre a la distancia ideal de su estrella para mantener agua líquida, podría ser inhabitable si su estrella lanza CME frecuentes y suficientemente potentes como para eliminar su atmósfera.
"Intensas tormentas espaciales pueden dejar un planeta completamente expuesto, incluso si su órbita es perfecta", señala Henrik Eklund, investigador de la ESA.
Esto afecta especialmente a los exoplanetas que orbitan enanas rojas, que son las estrellas más comunes de la galaxia.
Doble observación clave: radio y rayos X
La detección fue posible gracias a la combinación de dos instrumentos: el radiotelescopio LOFAR, que captó la señal de radio, y el telescopio espacial XMM-Newton, que aportó datos de rayos X sobre la estrella. Sin ambos, la interpretación no habría sido concluyente.
"Sin la sensibilidad de LOFAR no habríamos detectado la señal, y sin XMM-Newton no podríamos haber confirmado el fenómeno", explica David Konijn, doctorando en ASTRON.
Este enfoque combinado permite ahora estudiar el clima espacial en otras estrellas, algo que hasta ahora solo se podía suponer a partir de modelos teóricos.
Un nuevo campo de investigación
Las consecuencias van más allá del descubrimiento puntual. La posibilidad de detectar CME fuera del Sol abre un nuevo frente de investigación astrofísica: cómo afectan estos fenómenos al entorno de otras estrellas, cómo influyen en la evolución de planetas y qué condiciones son necesarias para que una atmósfera pueda resistirlos.
"Hemos resuelto una búsqueda que llevaba décadas abierta", resume Erik Kuulkers, responsable científico de XMM-Newton.
La misión NewAthena, sucesora del XMM-Newton, permitirá estudiar con más detalle este tipo de fenómenos y su impacto a largo plazo en sistemas estelares lejanos.




