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¿Las olas de calor desencadenan olas de violencia?

Las altas temperaturas provocan irascibilidad, pero ¿despiertan el instinto criminal? Repasamos algunos estudios y consultamos a un experto.

Las altas temperaturas provocan irascibilidad, pero ¿despiertan el instinto criminal? Repasamos algunos estudios y consultamos a un experto.
El sol se oculta tras un edificio a las afueras de Zaragoza. | EFE

La ola de calor no nos da tregua. Salvo contadas excepciones, nos encontramos con que, por culpa de las altas temperaturas, no dormimos bien, nos ponemos a sudar en cuanto salimos a la calle, nos vemos limitados a la hora de hacer algunas actividades, y —dado el precio que pagamos por la electricidad— usamos sin mucha alegría los aparatos que nos ayudan a estar más frescos en casa. Al final del día, nos termina dominando la desesperación. Especialmente si, al caer el sol, sigue sin bajar el mercurio de los termómetros.

Está demostrado que el calor, o lo que ahora se denomina "estrés térmico", afecta a las explotaciones de animales. Las vacas, por ejemplo, producen menos litros de leche. También vemos su influencia en nuestras mascotas, en los días más calurosos comen menos o están menos activas. Pero, ¿hasta qué punto afecta a los humanos? No es ningún secreto que el calor extremo influye en nuestro estado de ánimo, e incluso que saca lo peor de nosotros mismos. Depende del grado de irascibilidad de cada persona, pero puede llevar nuestro enfado hasta cotas insospechadas.

Esto que parece obvio en el marco de la sabiduría popular, podemos constatarlo atendiendo a algunos datos objetivos. Aunque tampoco son irrefutables. Si hablamos de delincuencia o criminalidad, siempre es multifactorial. Lo explica para LD el inspector de policía y portavoz de h50 Serafín Giraldo. "Todos los delitos dependen de multitud de factores", señala, "aunque también es cierto que muchos son estacionales". Después detallaremos cuáles y por qué.

Lo que podemos avanzar es que, por su experiencia, donde Giraldo ve más influencia del calor es en los "homicidios que se producen a partir de peleas", que se dan más en verano. De hecho, hay estudios que apuntan a que el riesgo de que se produzcan hechos violentos aumenta a nivel que sube el mercurio. Algo que ha quedado retratado incluso en los grandes clásicos de la literatura universal. No hay más que leer este párrafo de William Shakespeare en Romeo y Julieta, una de sus obras cumbre:

"Amigo Mercutio, pienso que es mejor que nos moderemos, porque hace bastante calor, y los Capuletos andan exaltados, y ya sabes que en verano hierve mucho la sangre" (Act 3, Escena 1).

Las leyes térmicas de la delincuencia

La influencia de los aspectos climatológicos en el comportamiento humano, y particularmente en la mente criminal, es objeto de estudio con cierta frecuencia. Uno de los que ha intentado explicarlo científicamente es Aldolphe Quetelet. El matemático y sociólogo belga postuló a mediados del siglo XIX las "Leyes térmicas de la delincuencia", que relacionan el clima con la comisión de determinados delitos.

Así pues, determinó —por ejemplo— que los delitos sexuales se dan principalmente en primavera y los que se comenten contra el patrimonio fundamentalmente en invierno. Por su parte, los que van dirigidos contra las personas aumentan significativamente en verano. Esto no quiere decir que tengan que ver sólo las temperaturas, también con otros factores, como que en los meses estivales aumentamos nuestras relaciones sociales.

En línea con estas teorías, podemos mencionar las de otros autores como André-Michel Guerry, que fue precursor de Quetelet y parece que incluso tuvo en cuenta sus hallazgos. El abogado francés llegó a conclusiones muy similares analizando las tasas de criminalidad de su país en relación con aspectos como el clima y la riqueza. Su principal conclusión fue que en el norte, zona más fría y donde se registra una mayor concentración de riqueza, hay menos delitos violentos que en el sur, más caluroso y con mayor índice de pobreza.

Con el calor, ¿hay más delitos?

La mayoría de los estudios que relacionan delincuencia y climatología nos llegan desde EEUU. Entre ellos, podemos mencionar el que publica en 2019 la Oficina Nacional de Investigación Económica, cruzando las cifras de criminalidad con las temperaturas registradas en la ciudad de Los Ángeles entre 2010 y 2017. La conclusión fue que cuando se registran más de 29,4 grados centígrados (85 grados Fahrenheit) la comisión de delitos en general aumenta un 2,2% y los violentos un 5,7%.

Quizás la explicación biológica es la mas fácil de demostrar. El calor sube nuestro ritmo cardíaco, aumenta la circulación sanguínea, produce sudoración y también algunos cambios hormonales que pueden afectar a nuestro estado anímico. Los expertos suelen dar por sentado un aumento de la irascibilidad e incluso de la ira. Hay estudios curiosos a este respecto, también en EEUU. Una investigación de 1986 realizada en Phoenix (Arizona) constató que tocamos más el claxon al volante a medida que suben las temperaturas.

Los delitos del verano

Hay tres tipos de delitos eminentemente estacionales, explica el inspector Giraldo. En el primer grupo encontramos los hurtos, que "aumentan muchísimo en verano". El motivo fundamental es que "existen bandas organizadas que se dedican a ello y necesitan multitud, congregación de gente, para poder ejecutar sus hechos". "Generalmente actúan al bloqueo y persiguen a turistas que deambulan por la zona centro de las ciudades", señala. De ahí que haya más en la época estival.

En segundo lugar, tenemos las estafas. "Son estacionales pero no exclusivas del verano, también hay estafas de invierno", advierte Giraldo. En los meses más cálidos, eso sí, hay algunas que no fallan. Ocurre con las que aprovechan la época en la que se presenta de la declaración de la renta, que ya es un clásico. "Siempre aparece la misma estafa y es simular que son Hacienda y que, a través de su página web, te piden tus datos". Otro habitual de la época estival son "las estafas típicas de los pisos de alquiler".

Y, por último, están los robos con fuerza en los domicilios. "Es necesario que sean en la época de verano, que es cuando nos vamos de vacaciones y las casas se quedan desprotegidas", comenta el inspector. "Hay bandas organizadas que se dedican a realizar este tipo de actividad delictiva en verano", advierte. Esto lo podemos ver atendiendo a las cifras de la Comunidad de Madrid, donde "la media anual es de 16 robos en domicilio diarios". Pero la mayoría de ellos, destaca Serafín, se producen en los meses estivales. Eso sí, lo determinante es la oportunidad, no el calor.

¿Más violencia dentro de la pareja?

Un grupo de investigadores españoles publicó en diciembre de 2017 un curioso estudio al respeto en la revista Science Os The Total Environment. Entre las conclusiones, encontramos que las olas de calor se asocian con un aumento de la violencia dentro de la pareja. Eso sí, parece que no suele ser inmediato, sino que el hecho denunciado suele darse pasados unos días.

El riesgo de VPI (violencia de la pareja íntima) sube un 40% tres días después de la ola de calor. Además, según recoge la investigación, "por cada grado en que la temperatura máxima diaria supera el umbral de 34 grados, los feminicidios dentro de la pareja aumentan un 28,8% respecto a la media". Lo que no sabemos es si los asesinatos de hombres a manos de sus parejas se incrementan en la misma proporción.

Los datos de los que se han servido para hacer el estudio son parciales, ya que la mayoría de las cifras que se usan como referencia son las que corresponden a lo que la izquierda ha instrumentalizado como violencia de género. Es decir, que sólo recogen la que se produce de hombres hacia mujeres. En consecuencia, nos encontramos con un estudio sesgado pero que sí nos puede dar alguna pista acerca de la relación entre las altas temperaturas y la violencia.

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