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¿Por qué aparecen los callos en las manos?

Los callos de las manos o los pies son algo habitual pero, ¿Son malos para la salud? ¿Por qué aparecen exactamente? ¿Quiénes los sufren más?

Los callos de las manos o los pies son algo habitual pero, ¿Son malos para la salud? ¿Por qué aparecen exactamente? ¿Quiénes los sufren más?
Las manos de un maestro artesano guiando las de un niño para dar forma al barro. | Unsplash/Quino Al

Los callos son capas duras y gruesas de piel que aparecen cuando la piel intenta protegerse de la fricción o la presión. Generalmente, se forman en los pies y las manos y en los dedos de los pies y las manos. No obstante, no todo el mundo los padece ya que se forman especialmente en manos y pies que sufren, como de aquellos que trabajan muchas horas con las manos, los deportistas o las mujeres que pasan horas y horas en tacones.

Más concretamente, las callosidades en las manos son secciones de piel endurecida y engrosada que aparecen por el contacto o la presión repetida. A diferencia de las ampollas, que contienen liquido en su interior, las callosidades son secas y duras y normalmente tienen un tono amarillento o grisáceo. Estas formaciones suelen aparecer principalmente en nudillos, palmas y dedos y pueden manifestarse al realizar actividades como usar herramientas, tocar instrumentos o practicar deportes que impliquen movimientos repetitivos o de agarre. Se originan porque la propia piel realiza un proceso de protección natural frente a la presión o el roce continuo, por tanto, puede decirse que son una especie de herramienta defensiva del cuerpo, que surge cuando la piel trata de protegerse de las rozaduras.

Más allá del aspecto estético, las consecuencias de los callos en las manos pueden ser muy negativas para la salud, pero por lo general, en personas sanas los callos en las manos desaparecen de forma rápida y sencilla. No obstante, el riesgo de sufrir diversas complicaciones aumenta de forma notable en personas diabéticas, o aquellas que sufran algún trastorno que dificulta la circulación sanguínea.

Síntomas de los callos

  • Un área de piel gruesa y dura
  • Una protuberancia dura y elevada
  • Sensibilidad o dolor debajo de la piel
  • Piel cerosa, seca o escamosa

¿Por qué aparecen los callos en las manos?

En primer lugar, los callos se forman como un método de protección del cuerpo. Cuando la piel de las manos se somete a fricción o presión constante, como cuando se sostienen herramientas o se realizan actividades físicas repetitivas, el cuerpo responde engrosando la piel en esa área específica para evitar daños adicionales.

Un factor común que contribuye a la formación de callos en las manos es el trabajo manual. Las personas que trabajan en la construcción, la jardinería, la carpintería o cualquier profesión que implique el uso constante de las manos, están en mayor riesgo de desarrollar callos. Del mismo modo, los deportistas que realizan movimientos repetitivos con las manos, como los levantadores de pesas o los escaladores, también pueden experimentar la formación de callos.

Además de la fricción y la presión repetitiva, otros factores pueden influir en la formación de callos en las manos. Por ejemplo, la falta de hidratación de la piel puede hacer que sea más propensa a desarrollar callos o la exposición a productos químicos agresivos, como detergentes o solventes que pueden dañar la piel. No obstante, la genética también desempeña un papel en la predisposición a desarrollar callos. Algunas personas pueden tener una mayor tendencia a desarrollar callos debido a la forma de sus manos o a la forma en que su piel responde a la fricción.

Complicaciones para la salud

Aunque la mayoría de las veces los callos desaparecen sin causar ningún tipo de complicación, es importante prestar especial atención a su estado y evolución. Así, si con el paso de los días aumentan de tamaño o cambian de forma o de color, es importante consultar al médico. El motivo es que si los callos en las manos no se tratan de forma adecuada, se pueden desarrollar hacia las capas más profundas de la piel, rompiéndolas y causando un gran dolor.

Hay que tener en cuenta que, en ocasiones la zona en la que se encuentra el callo puede sangrar. Además, la piel que hay alrededor se inflama y se irrita. Una condición especialmente crítica en personas diabéticas o con el sistema inmunológico debilitado. Este tipo de síntomas son una clara indicación de que el callo no se está curando de forma adecuada.

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