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¿Estamos ignorando las señales? Lo que no te han dicho sobre los signos tempranos del autismo en niños

El Trastorno del Espectro Autista afecta cada vez a más niños y niñas. En ocasiones los signos son sutiles, ¿Cómo aprender a detectarlo?

El Trastorno del Espectro Autista afecta cada vez a más niños y niñas. En ocasiones los signos son sutiles, ¿Cómo aprender a detectarlo?
hermanos, hermano, hermana | Pixabay/CC/Bessi

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por alteración de la interacción social y de la comunicación y por el comportamiento restringido y repetitivo. El autismo se manifiesta en alteraciones en tres áreas: alteraciones de las relaciones sociales, de la comunicación y el lenguaje; existencia de un patrón de conductas estereotipadas; y restricción de intereses. Este tipo de trastorno, que actualmente se considera que es un grupo de trastornos del neurodesarrollo, afectan a aproximadamente el 1% de la población. Desde hace unos años, lo que antes se conocía simplemente como autismo pasó a considerarse un espectro por la gran variedad de realidades que abarca en cuanto al tipo de síntomas y la gravedad. Esta diversidad complica el diagnóstico, ya que hay toda una gama de rasgos característicos y diferentes niveles de gravedad. Para empezar, hay personas con TEA con unas capacidades intelectuales normales o por encima de la media, pero también son muchas las que presentan algún grado de discapacidad intelectual.

Pero no es solo a nivel intelectual sino que lo mismo puede decirse de la socialización y la comunicación. Aunque es cierto que una de las características del autismo es la dificultad para socializar, esto no significa que los bebés con autismo no mantengan ninguna interacción con sus padres durante los primeros meses de vida o que más tarde no establezcan relaciones de amistad con otros niños. Lo que sucede es que su forma de relacionarse es distinta. De igual manera, es indudable que los niños con autismo se comunican, pero lo hacen de una forma diferente.

¿Qué es el autismo?

En la actualidad no se habla de autismo como un trastorno singular, sino de un conjunto de condiciones agrupadas bajo el nombre de desórdenes del espectro autista, las que incluyen condiciones muy leves que permiten una vida independiente, tales como el Asperger, o formas mucho más graves y discapacitantes que requieren cuidados permanentes. Además, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 1 de cada 100 niños puede tener autismo, y cada caso es diferente, aceptándose que su causa es desconocida. Pero, además, por razones desconocidas, la condición es cuatro veces más frecuente en niños que en niñas y se acepta que las familias que tienen un hijo con trastorno del espectro autista tienen un mayor riesgo de tener otro hijo con la condición.

De acuerdo con su definición estrictamente médica, el trastorno del espectro autista es una condición relacionada con el desarrollo del cerebro, y que afecta el modo en que una persona percibe al mundo que lo rodea, incluyendo a otras personas, lo que causa problemas en la forma en que el niño socializa y la manera en que se comunica con los demás. Hay que tener claro que el autismo es una condición que no tiene cura, pero que puede beneficiarse de una detección temprana y tratamiento encaminado a mejorar la calidad de vida del niño afectado y sus cuidadores.

¿Cuándo se manifiesta el autismo?

El autismo empieza a manifestarse en los primeros meses de la vida y se sospecha cuando los padres se dan cuenta de que su bebé no sonríe, no es capaz de batir sus manitas para decir adiós o no interactúa con otros niños. Es decir, el bebé no se está desarrollando normalmente desde el punto de vista social y emocional. Para entender cómo se produce el desarrollo social y emocional, hay que recordar la importancia que tienen los cinco sentidos en la formación de la relación del bebé con su medio ambiente: La vista, el olfato, la audición, el tacto y el gusto son los instrumentos que usa el bebé para adaptarse al mundo que lo rodea.

En ese sentido, poco a poco y a fuerza de aprendizaje, a través de la vista, el bebé empieza a reconocer el rostro de sus padres o la presencia del perro o gato de la casa; a través del oído aprende a reconocer el sonido de la voz de sus padres, los ladridos o maullidos de las mascotas, el sonido de una radio o televisión prendidas, etc. Del mismo modo, a través del tacto, el bebé aprende a sentir los abrazos y caricias de sus padres, las diferentes características de las formas, superficies y objetos. Y a través del olfato y gusto aprende a reconocer olores y sabores que lo relacionan con el mundo. El resultado de esa interacción de los sentidos con el medio ambiente es que el bebé adquiere destrezas que le permiten adaptarse progresivamente al medio que lo rodea.

Señales tempranas del autismo

Detectar signos precoces de autismo en niños es crucial para garantizar una intervención que puede mejorar significativamente los resultados a largo plazo. El autismo, o trastorno del espectro autista (TEA), es un trastorno del desarrollo neurológico que afecta la comunicación, la interacción social y puede incluir comportamientos repetitivos o intereses limitados. Aunque los síntomas pueden variar ampliamente, existen ciertos indicadores que pueden alertar a los padres o cuidadores sobre la posible presencia de autismo desde una edad temprana. ¿Cuáles son los signos más habituales?

  • Dificultades para establecer o mantener contacto ocular o usar la mirada para dirigir la atención de los demás.
  • Retraso o falta de atención conjunta. Una de las diferencias de desarrollo más importantes entre los niños en el espectro del autismo y los niños sin TEA es el retraso o la falta de atención conjunta. De hecho, se encuentran retrasos en las habilidades de atención conjunta en la mayoría de los niños con TEA. Pero, para saber si hay un retraso en ella es importante saber ¿Qué es la atención conjunta? La atención conjunta es mirar de un lado a otro entre un objeto o evento y otra persona, y conectarse con esa persona. Por su parte, participar en interacciones sociales de ida y vuelta, como intercambiar expresiones emocionales, sonidos y otros gestos, se denomina interacción social recíproca.
  • Retrasos en el desarrollo del habla y la comunicación. Uno de los signos más notables puede ser un retraso en el desarrollo del lenguaje. Mientras que algunos niños con autismo pueden no hablar en absoluto, otros pueden desarrollar habilidades de habla pero tienen dificultades para usar el lenguaje de manera socialmente apropiada.
  • Uso de etiquetas. Por ejemplo, un niño en el espectro del autismo puede tener palabras que usa para etiquetar cosas, pero no para pedir cosas. Pueden usar palabras para objetos antes de usar palabras para personas o miembros de la familia.
  • Hacer eco y repetir "como loro". La mayoría de los niños pequeños pasan por una fase en la que repiten lo que escuchan. Los niños en el espectro del trastorno del autismo pueden repetir lo que escuchan durante un período más largo. También pueden repetir diálogos de películas o conversaciones con el tono de voz en el que los escucharon. Esto se llama repetir "como loro" o hacer eco. Algunos niños diagnosticados más tarde en el espectro del autismo parecerán haber alcanzado los hitos del lenguaje durante los años de la infancia. Sin embargo, su uso del lenguaje puede ser inusual. Por ejemplo, pueden hablar más como un adulto que como un niño pequeño.
  • No señalar para llamar la atención y contestar.
  • Dificultad para comprender los gestos.
  • No emitir sonidos o pronunciar pocas o ninguna palabra, según la edad.
  • Interacción social limitada. Los niños con autismo a menudo muestran poco interés en interactuar con otros niños, de hecho, pueden parecer indiferentes o prefieren jugar solos. La falta de contacto visual también es un indicador común.
  • Comportamientos repetitivos y rutinas estrictas. La repetición de movimientos físicos, como balancearse o aletear las manos, y la insistencia en seguir rutinas específicas, pueden ser manifestaciones tempranas de autismo. Estos comportamientos son maneras de manejar la ansiedad o de responder a un entorno que perciben como abrumador.
  • Respuestas inusuales a estímulos sensoriales. Algunos niños con autismo pueden reaccionar de manera exagerada o insuficiente a los estímulos sensoriales. Esto puede incluir una aversión a ciertos sonidos, luces o el tacto, o por el contrario, una falta de respuesta.
  • Intereses limitados y fijación en objetos específicos. Un interés intenso y limitado en ciertos juguetes o objetos, junto con una falta de juego simbólico o imaginativo, también puede ser un signo.
  • Mostrar aparente indiferencia cuando se le llama.

Señales desde el nacimiento hasta los 2 años

Estas son las señales de alerta que, suelen aparecer durante los primeros meses de vida y pueden hacer aconsejable una evaluación especializada para confirmar o descartar el diagnóstico. No todas ellas se dan simultáneamente en todos los casos y hay que tener en cuenta que el diagnóstico es complejo y, generalmente, no puede efectuarse antes de los 2 años. En todo caso, los expertos resaltan que es fundamental hacerlo antes de los 4 años.

  • Antes de los 12 meses: Escaso contacto ocular, el bebé no muestra anticipación cuando se le va a coger en brazos, irritabilidad o descontrol emocional, falta de interés en juegos interactivos sencillos (como las cosquillas o el cucú-tras).
  • A los 12 meses: Ausencia de balbuceo, sonidos o palabras sencillas. Escaso uso de gestos comunicativos (como señalar o decir adiós con la mano).
  • Entre los 12 y los 18 meses: Ausencia o limitada respuesta cuando se le llama por su nombre. No mirar hacia donde otros señalan. No señalar para pedir algo. No mostrar objetos. Respuesta inusual de rechazo ante determinados estímulos auditivos.
  • Entre los 18 y los 24 meses: Retraso o precocidad en el desarrollo del lenguaje. No imitar gestos o acciones. Formas repetitivas y no simbólicas de juego (por ejemplo, alinear objetos o abrir y cerrar puertas de forma repetitiva). Falta de interés por relacionarse con otros niños.

¿Tiene tratamiento?

En la mayoría de los casos, la sintomatología del autismo presenta una buena evolución con el diagnóstico y el tratamiento precoces. Por lo general, cuanto antes se inicie la intervención terapéutica, mejor es el pronóstico de la persona con TEA. Tanto es así que existe un porcentaje considerable de personas con TEA que son capaces de desarrollar una vida personal y laboral independiente o con un grado de apoyo bajo, aunque a su vez también hay casos en que las personas con TEA precisan servicios externos a lo largo de toda la vida.

La intervención terapéutica temprana, con los métodos DENVER y TEACCH es vital. El trabajo temprano en contacto ocular, intención comunicativa, atención conjunta, desarrollo verbal y, posteriormente, lectoescritura, habilidades sociales, comunicación pragmática… junto con el grado de afectación y si existe o no discapacidad intelectual, marcarán el futuro del niño.

En Tecnociencia

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