
El coleccionismo es una actividad que ha acompañado a la humanidad a lo largo de los siglos. Desde objetos de valor histórico hasta artículos de la cultura popular, coleccionar es una forma de expresión que conecta con el placer de poseer, organizar y admirar objetos. Sin embargo, cuando esta afición cruza ciertos límites, puede transformarse en acumulación compulsiva, un problema que afecta el bienestar y la calidad de vida de quienes lo padecen.
¿Qué impulsa a los coleccionistas?
El coleccionismo está motivado por diversas razones. Algunos buscan preservar la historia, mientras que otros se sienten atraídos por la belleza o el significado emocional de los objetos. El placer de coleccionar suele estar vinculado al sistema de recompensa del cerebro, que libera dopamina al adquirir nuevos artículos, generando una sensación de satisfacción.
Para muchos, coleccionar es una manera de conectar con el pasado o con su cultura, ya sea a través de monedas, arte o juguetes antiguos. Esta actividad no solo fomenta el sentido de logro personal, sino que también puede ofrecer una forma de escape o relajación. Sin embargo, es fundamental saber cuándo esta actividad saludable se convierte en un problema.
¿Cuándo el coleccionismo se convierte en acumulación compulsiva?
El coleccionismo se transforma en acumulación compulsiva cuando la acumulación de objetos afecta la vida diaria. Las personas con este problema no pueden deshacerse de objetos sin valor o utilidad, lo que genera un desorden creciente en su entorno. La acumulación compulsiva provoca angustia, ya que el miedo a perder algo potencialmente útil hace imposible desprenderse de esos objetos.
Mientras que los coleccionistas organizados disfrutan mostrando sus colecciones y cuidando de ellas, los acumuladores suelen sentir vergüenza y estrés por la cantidad de objetos que poseen. Este comportamiento puede afectar tanto la salud emocional como las relaciones personales, y es considerado un trastorno psicológico en ciertos casos extremos.
El tratamiento del trastorno de acumulación implica intervención psicológica y, en algunos casos, ayuda neurológica, ya que puede haber factores biológicos involucrados en la incapacidad para controlar la acumulación. Identificar el problema a tiempo y buscar ayuda es clave para restablecer un equilibrio saludable en la vida del individuo.
Los coleccionistas más extravagantes del mundo
El mundo del coleccionismo está lleno de personajes fascinantes que llevan esta afición a niveles insólitos. Entre los coleccionistas más extravagantes se encuentran aquellos cuyas colecciones desafían toda expectativa sobre qué se puede coleccionar.
Jean–François Vernetti, por ejemplo, ha reunido 11.111 carteles de "no molestar" de hoteles en 189 países. Este pasatiempo poco convencional le ha permitido crear una colección única y global. Graham Barker, por su parte, ha dedicado años a acumular algo aún más insólito: pelusa de su propio ombligo, logrando reunir 22 gramos a lo largo de su vida.
El fenómeno de las franquicias también tiene su lugar en el mundo del coleccionismo, como lo demuestra Lisa Courtney, quien posee más de 16.000 productos relacionados con Pokémon, siendo la mayor colección del mundo en este ámbito. Por otro lado, Sergio Goldvarg ha dedicado su vida a coleccionar coches a escala, acumulando más de 14.000 modelos, un número impresionante para los amantes de los coches en miniatura.
Paul Brokman, coleccionista de moda, ha reunido la asombrosa cifra de 55.000 vestidos, y Wang Guohua ha centrado su atención en las cajetillas de cigarrillos, poseyendo más de 30.000 cajetillas de 100 marcas y 10 países. Otro ejemplo es Emilio Arenas, quien ha reunido 10.200 lápices de todo el mundo, demostrando que incluso los objetos más cotidianos pueden convertirse en una fascinante colección.
Heinrich Kath, por su parte, ha coleccionado más de 20.000 jarras de cerveza, un tributo a esta popular bebida, mientras que Bettina Dorfmann ha creado la colección más grande del mundo de muñecas Barbie, con más de 15.000 ejemplares. Finalmente, uno de los coleccionistas más inusuales es Sigurdur Hjartarson, quien ha dedicado su vida a coleccionar penes de mamíferos, logrando una colección de 300 penes de 90 especies diferentes.
Estos coleccionistas nos muestran que la pasión por coleccionar no tiene límites y que cada persona puede encontrar valor y belleza en los objetos más inesperados, llevando el coleccionismo a terrenos insólitos y sorprendentes.

