
A partir de la semana que viene las temperaturas seguirán bajando ligeramente y es necesario conocer algunas claves para poder regular de manera correcta nuestro termostato. Diferentes instituciones han arrojado datos para tratar de ayudarnos a mantener la temperatura en nuestras viviendas.
La temperatura ideal o de confort para nuestro hogar es aquella en la que nos encontramos más cómodos en nuestro día a día. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) se encuentra entre los 20ºC y los 21ºC durante el día y los 15ºC y los 17ºC durante la moche. Por otro lado, la Unión Europea aconseja regular el termostato entre los 20ºC y los 22ºC.
Estas temperaturas pueden no ser fiables porque dependen de muchos más factores como por ejemplo, la distribución de la vivienda, el número de personas que viven en la casa, el aislamiento térmico de la vivienda o la zona geográfica en la que se encuentre.
Cómo reducir el consumo de energía
Hay que tener en cuenta que por cada grado que se aumenta la temperatura de nuestra vivienda el consumo energético aumenta un 7%.
Una de las medidas recomendadas para regular la temperatura según las franjas horarias es adquirir un termostato que se pueda regular automáticamente. A largo plazo puede ser una inversión para ahorrar el consumo energético.
Por otro lado es importante adecuar la vestimenta en el hogar para reducir el consumo energético. Estar abrigados en casa nos permitirá poder bajar algunos grados al termostato. Si la habitación es especialmente fría se puede recurrir a bajar las persianas o usar ropa de cama abrigada para pasar la noche. También, si se prefiere, se pueden colocar válvulas en los radiadores para regular manualmente la calefacción en las habitaciones más frías. Por ejemplo, se puede reducir la temperatura de la cocina, que es una habitación que por lo general cuenta con más fuentes de calor.
Precauciones
Es conveniente tener cuidado al elegir qué aparatos vamos a utilizar para generar calor en la habitación. Algunos calefactores emiten monóxido de carbono que entra en el organismo a través de los pulmones. Esto es especialmente peligroso porque en esta época del año las ventanas suelen estar cerradas. Cuando se usan calefactores hay que garantizar la ventilación de la estancia.


