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Cómo el síndrome del impostor puede afectar tu salud mental y física

El síndrome del impostor es más habitual de lo que creemos pero, ¿en qué consiste? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Qué consecuencias tiene?

Chica disfrazada con una careta. | Cordon Press

El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico que pueden padecer los humanos en el que una persona duda de sus logros y tiene miedo a verse como un fraude. También se le conoce como fenómeno del impostor o síndrome del fraude. Quienes lo padecen se ven atrapados en un ciclo de pensamientos negativos en los que suelen atribuir sus logros a la suerte o a factores externos en lugar de reconocer su propio talento y esfuerzo, son incapaces de reconocer sus propios logros.

En la actualidad, este síndrome ha ido acrecentándose especialmente por la influencia de las redes sociales. Pero no solo las redes sino que la constante comparación con vidas de otras personas aparentemente perfectas, la existencia de ambientes laborales más competitivos y de alta exigencia, la presión social para tener éxito y las expectativas de lograr la excelencia desde edades cada vez más tempranas son factores que favorecen la aparición de este síndrome.

Tipos de síndrome del impostor

¿Cómo saber si tengo el síndrome del impostor?

Para saber si se tiene síndrome del impostor, basta con mirarse a uno mismo por dentro y descubrir qué es aquello que le impide alcanzar la satisfacción con lo que hace. El motivo es que uno de los principales síntomas de este desorden psicológico es tener un alto nivel de autoexigencia, hasta el punto de no ser capaz de reconocer lo que vales y tus logros personales. Las personas piensan que son un fraude y que tarde o temprano serán descubiertas. No obstante, el síndrome del impostor puede ser difícil de identificar, sin embargo, existen ciertos patrones comunes que pueden ayudar a determinar si uno puede identificarse con este síndrome:

Curiosamente, algunos estudios sobre el síndrome del impostor en psicología indican que hasta un 70% de la población mundial ha llegado a sufrir este fenómeno en algún momento de su vida, por lo que resulta bastante habitual desarrollar esta clase de actitudes. Especialmente, estas se producen en individuos con un alto rendimiento laboral.

Causas del síndrome del impostor

Asimismo, el síndrome del impostor y el TDAH guardan una estrecha relación. Recordemos que este trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) también está presente en millones de personas en todo el mundo y puede darse el caso de sufrir ambos problemas psicológicos al mismo tiempo. Muchas personas con esta afección neurológica sienten que son impostores.

Consecuencias para la salud

El síndrome del impostor puede afectar tanto la salud mental como física, entre sus efectos negativos están la ansiedad crónica, la baja autoestima, el agotamiento laboral, la depresión y el bloqueo o procrastinación.

Pero además de los que acabamos de comentar, el miedo al fracaso o la frustración con uno mismo pueden ser uno de los problemas más sencillos de detectar cuando se sufre el síndrome del impostor, pero también puede llegar a afectar hasta el punto de no permitir descansar bien por las noches y que cueste dormir, lo cual acaba teniendo repercusión directamente en el rendimiento el día siguiente. Este inconveniente puede llegar a convertirse en mucho más complicado de lo que parece y crear un efecto de bola de nieve que tan solo provoque que se intensifique. El motivo es que la mala calidad del sueño se traduce en un estado de fatiga que hace ser menos eficiente de lo que realmente uno sería en condiciones normales, y esto resulta letal para las personas que sufren el síndrome del impostor.

¿Es más habitual el síndrome del impostor en mujeres o en hombres?

Según una investigación realizada por la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos), el síndrome del impostor en mujeres es algo más frecuente que en los hombres. Los datos de este estudio indican que los hombres presentan un 18% menos de posibilidades de padecerlo, además de que un 66% de las mujeres han pasado por ello en algún momento de sus vidas.

Por otra parte, uno de los datos más destacables es la incidencia que tiene este problema en la población joven, dado que hasta el 86% de personas de entre 18 y 34 años han pasado por ella. Por el contrario, el porcentaje se reduce de manera significativa en aquellos individuos que se encuentran en la franja de 45 a 54 años.

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