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El veterinario Pablo Hervás alerta del peligro de la oruga procesionaria en los perros: "Puede causar incluso la muerte"

El veterinario Pablo Hervás Sánchez ha compartido las recomendaciones clave para proteger a los perros de esta peligrosa larva.

El veterinario Pablo Hervás Sánchez ha compartido las recomendaciones clave para proteger a los perros de esta peligrosa larva.
La oruga procesionaria. | Europa Press

Con la llegada de la primavera, se han comenzado a detectar las primeras orugas procesionarias en España. Esta larva habita principalmente en zonas verdes y parques del Mediterráneo, especialmente en pinares, donde construye sus nidos, aunque también puede encontrarse en cedros y abetos.

Esta especie es un peligro para los perros, puesto que al olerlas o ingerirlas pueden sufrir necrosis en la lengua y la garganta, lo que podría provocar la muerte si no se les administra tratamiento urgente. Asimismo, los niños también corren peligro, ya que si se llevan las manos a la boca o a los ojos después de tocarlas pueden sufrir reacciones alérgicas.

"La oruga procesionaria, también conocida como procesionaria del pino, es la fase larvaria de la mariposa Thaumetopoea pityocampa", ha explicado Pablo Hervás Sánchez –veterinario especializado en Medicina Interna de Pequeños Animales en la Clínica Veterinaria Perseo– en exclusiva a Libertad Digital. Esta especie suele encontrarse en "bosques de pinos de Europa del Sur, Asia Menor y Norte de África", aunque también se ha introducido en "algunas zonas de América del Sur", ha señalado el experto. En estas zonas, los animales forman "nidos en las copas de los pinos" y se desplazan formando "filas ordenadas", por ello se las denomina procesionarias.

Intensas reacciones alérgicas

La oruga procesionaria resulta muy peligrosa para los perros porque "están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden", ha explicado el veterinario. Por ello, cuando las mascotas entran en contacto con esta especie pueden desencadenar " intensas reacciones alérgicas" que, según Hervás, requieren de "atención veterinaria urgente".

Los síntomas que pueden sufrir los animales son "fiebre y decaimiento", aunque esto depende de la zona del perro que entre en contacto con la oruga. En primera instancia, los perros suelen manifestar el contacto con este tipo de larvas a través de "la salivación excesiva, el rascado compulsivo de la zona facial y las fuertes sacudidas de cabeza", ha señalado el veterinario.

De igual manera, los síntomas se presentan a través de "salivación excesiva (sialorrea)", junto con un "intenso picor facial, irritación en las patas, irritación ocular, reacción inflamatoria exagerada en la lengua –que puede llevar a la pérdida total o parcial de la misma–, dificultad para respirar e incluso la muerte", ha detallado el profesional.

Si el perro ha entrado en contacto con esta larva, se recomienda "enjuagar muy bien las zonas afectadas con agua", ha asegurado el veterinario. En caso de que la zona afectada sea la boca, se deberá enjuagar "desde dentro hacia fuera", con el objetivo de que " el agua arrastre los pelos urticantes fuera de la boca". Según Hervás, se debe evitar "frotar al limpiar para evitar romper las pequeñas vesículas situadas en los pelos de la oruga", ya que esto empeoraría la reacción de la urticaria. Después de este proceso, es indispensable acudir lo antes posible a un centro veterinario para continuar con el tratamiento.

En este sentido, para prevenir este tipo de situaciones, el veterinario ha recomendado llevar "agua del tiempo" en los paseos, tener "mucha precaución" y, por último, "tener localizado algún centro veterinario cercano a la zona que vamos a visitar".

¿Y fármacos?

Aunque la primera reacción al anticiparse a estas circunstancias sea recurrir a medicamentos antihistamínicos, "no se recomienda llevar fármacos para tratar reacción alérgica en tu perro", ha manifestado el veterinario. Esto se debe a que "los tratamientos orales no se pueden administrar en caso de contacto con la oruga procesionaria y los tratamientos inyectables requieren de conocimientos y formación específica para poder administrarse".

Por esta razón, el mejor tratamiento es la prevención y el cuidado en áreas de pinos, así como prestar atención a la mascota y evitar dejarla suelta, a menos que se haya comprobado con anterioridad la seguridad de la zona.

Cuidado durante los meses de abril y mayo

Los dueños de perros deben extremar las precauciones durante los meses de abril y mayo, puesto que, según ha explicado el veterinario, son las épocas donde "las orugas están migrando al suelo". Por ello, se deben evitar las zonas de pinares y "llevar a los perros atados" con el fin de "vigilar qué cosas huelen o comen", ha asegurado.

A pesar de que las regiones más afectadas son Cataluña, la Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía y Aragón, pueden aparecer "en todos los pinares de la Península Ibérica e Islas Baleares", ha señalado Hervás.

Por otro lado, ninguna raza de perro está exenta de esta problemática, ya que, según el profesional, "todas las razas son igual de sensibles al contacto con la oruga procesionaria" y "no existe ningún tratamiento preventivo".

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