
La detección precoz en el cáncer es fundamental y los tumores urológicos no son una excepción. En fases iniciales, muchos de ellos tienen tasas de supervivencia superiores al 80%, pero es que si se diagnostican a tiempo pueden prevenirse también complicaciones graves, evitar la metástasis a otros órganos o recurrir a tratamientos menos agresivos para el paciente.
El problema en muchas ocasiones es la ausencia de síntomas. "El cáncer de próstata, que es el tumor urológico más frecuente, seguido del de vejiga y el de riñón, muchas veces no da síntomas hasta fases avanzadas, aunque puede diagnosticarse de manera incidental al consultar por alteraciones en el ritmo urinario, como chorro débil, dificultad para iniciar la micción o aumento de la frecuencia", asevera en este sentido el doctor Miguel Sánchez Encinas, jefe de Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos y jefe de equipo de Urología de Ruber Internacional Centro Médico Habana, de Madrid. En cambio, señala, en la vejiga suele presentarse con hematuria (sangre en la orina, visible o microscópica), incluso sin dolor al orinar, "lo que lo convierte en una señal de alarma clara que siempre debe motivar una consulta", mientras que el cáncer renal es "más silencioso" y con frecuencia se detecta de forma incidental al realizar una ecografía o TAC por otro motivo. "En fases avanzadas puede dar síntomas como dolor lumbar, masa palpable en el costado o pérdida de peso inexplicada", apunta el experto y miembro del comité científico de la Jornada Multidisciplinar Uro-oncológica de Quirónsalud que acaba de celebrarse en Madrid y en la que se han abordado los últimos avances en diagnóstico y terapias personalizadas para este tipo de tumores.
Y es que se está viviendo una auténtica revolución en los tratamientos de los tumores urológicos, señala el experto de Quirónsalud, destacando el caso del cáncer de próstata avanzado, para el que se dispone hoy en día de terapias dirigidas a mutaciones específicas, como BRCA, usando inhibidores de PARP. En los tumores de vejiga, la inmunoterapia ha transformado el abordaje en pacientes metastásicos, mientras que en el cáncer renal las combinaciones de inmunoterapia con inhibidores de tirosina quinasa han logrado mejorar "significativamente" la supervivencia. "Lo más prometedor es que cada vez tratamos a los pacientes según el perfil molecular del tumor, y no sólo por su localización", remarca el jefe de equipo de Urología de Ruber Internacional Centro Médico Habana de Madrid.
Con todo, la detección precoz y el abordaje multidisciplinar resultan determinantes para el pronóstico de este tipo de tumores, ya que cuando se diagnostican en fases tempranas, las tasas de curación son muy elevadas, incide el especialista. "En el cáncer de próstata localizado, la supervivencia a 10 años supera el 95%; en el cáncer superficial de vejiga, más del 80% de los casos se controla eficazmente mediante resección transuretral y tratamientos intravesicales como el BCG, y en el caso del cáncer de vejiga músculo-infiltrante, el tratamiento es más agresivo y el pronóstico más reservado, pero con un abordaje adecuado, la supervivencia a 5 años puede superar el 60%. En el caso del cáncer renal localizado, las tasas de curación también superan el 85%, sobre todo cuando se puede realizar una nefrectomía parcial o radical".
Así, para un diagnóstico temprano del cáncer de próstata, el Dr. Sánchez Encinas considera que lo ideal es una estrategia combinada como las que plantea actualmente el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer, en la que se realice un PSA de base a partir de los 45-50 años y, si está elevado, complementarlo con resonancia para evitar biopsias innecesarias.
En cuanto al cribado sistemático en el caso del cáncer de vejiga, el experto de Quirónsalud defiende que podría valorarse en los fumadores intensos o en las personas expuestas a carcinógenos laborales. En el cáncer renal, aunque suele diagnosticarse de forma incidental por su carácter asintomático, los avances en imagen podrían facilitar en el futuro cribados oportunistas en pacientes con hipertensión, obesidad o con antecedentes familiares.
Con todo ello, insiste, es importante el tratamiento personalizado, ya que, como indica, "no todos los tumores son iguales, ni todos los pacientes responden de la misma manera. En el caso del cáncer de próstata, dos personas pueden tener el mismo diagnóstico clínico y, sin embargo, evolucionar de forma completamente diferente".