El grupo de investigación Mediaiker de la Universidad del País Vasco publicó en marzo un estudio que analizaba la percepción social sobre el tratamiento de la obesidad en medios de comunicación y redes sociales. Para ello, se realizaron 850 encuestas con el objetivo de evaluar cómo se transmitía la imagen de la obesidad, un problema de salud pública en aumento a nivel global.
Redes sociales, un foco de estigmatización
El 69,6% de los encuestados consideraba que las redes sociales transmitían una imagen negativa o muy negativa de la obesidad, frente al 57,3% que opinó lo mismo sobre los medios de comunicación tradicionales. Instagram es señalada por el 60% como la plataforma con peor reflejo de la obesidad, seguida de TikTok con un 20,5%; Facebook, con un 19%; X, con un 16,5%; y YouTube, con un 10,7%.
Un ejemplo son influencers, como Amadeo Llados, quien gracias a comentarios como "yo miro en un restaurante y son todo panzas, yo me cuido y el resto está con cervezas", "si tú tienes una panza te estás faltando el respeto, solo eres lorza" o "si mi mujer se pone gorda la dejo" ha conseguido hacerse famoso.
Además, el 68% expresó que en estas plataformas predomina un enfoque centrado en los estándares de belleza y la imagen corporal, porcentaje que baja al 60% en medios tradicionales. Un 90% afirmó que las redes fomentan la comparación constante entre cuerpos, mientras que el 82% sostuvo que la publicidad en televisión y prensa difundía cánones poco realistas.
El término 'gordofobia'
Otro de los problemas que reflejó esta encuesta fue la gordofobia, definida como el rechazo, odio y discriminación hacia las personas con sobrepeso u obesidad. Basándose en estereotipos y prejuicios, las personas gordófobas ejercen comentarios despectivos hacia el colectivo gordo, que puede verse gravemente afectado por la discriminación.
El 82,7% de los encuestados aseguró haber escuchado o visto el término 'gordofobia', ya sea a través de redes sociales (30,9%), medios de comunicación (17%) o ambos canales (40%). Esta estigmatización, explican los autores del estudio, se sustenta en la idea de que la obesidad es únicamente consecuencia de decisiones individuales. De hecho, el 47% de los encuestados atribuyó la obesidad a la falta de control personal, ignorando su complejidad y los factores genéticos, metabólicos y sociales implicados en los afectados.
Miren Rodríguez, periodista e investigadora de MediaIker de la Universidad del País Vasco, advierte en el programa En casa de Herrero, de esRadio, del impacto que las redes sociales tienen en la percepción corporal, especialmente entre los jóvenes. "Observamos una creciente sobreexposición a la imagen personal. Muchos estudiantes utilizan el móvil como si fuera un espejo, lo que refleja una evolución preocupante", señala.
Además, la constante comparación con el resto a través de las redes sociales genera "una presión para alcanzar estándares de belleza inalcanzables". En este sentido, en plataformas como Instagram, gracias a los filtros, "solo se muestra una perfección que no existe; en la realidad, los cuerpos son distintos y diversos", expresa en la radio.
Según Rodríguez, esta dinámica provoca un aumento de trastornos relacionados con la imagen corporal, así como un mayor gasto económico para intentar ajustarse a cánones estéticos irreales. "Si una persona con un cuerpo normativo ya soporta el peso de estas exigencias, quienes tienen obesidad sufren una estigmatización mucho más dura. Se culpabilizan y son juzgados, sobre todo a través de comentarios anónimos en redes. Lo vemos también en las aulas, con situaciones de bullying, especialmente hacia las niñas con sobrepeso, que padecen una fuerte presión estética", asevera.
Propuestas de cambio
Pese a esta visión individualista, las posibles soluciones apuntadas por los encuestados se centraron en medidas colectivas. El 93,8% defendió abaratar los alimentos saludables, el 87,2% reclamó más campañas de concienciación pública y el 83,7% exigió una legislación más estricta sobre ultraprocesados y azúcares. No obstante, un 54,5% no recordaba haber visto campañas sobre obesidad y quienes las han identificado (un 80%) las percibían como algo puntual.
Para la investigadora, la solución pasa por un cambio estructural: "Es necesario realizar más estudios y dar mayor visibilidad a esta problemática. En los medios de comunicación, la obesidad sigue siendo invisibilizada, ya que no existen campañas suficientes y, en el cine o las series, los personajes gordos casi siempre aparecen como secundarios o cómicos, pero rara vez como protagonistas".
Rodríguez concluye con un mensaje de alerta: "Vivimos en una sociedad demasiado controlada por lo estético y debemos romper con ello. Es grave que muchas niñas ya estén haciendo dietas desde muy pequeñas. Algo está fallando, y es responsabilidad de todos cambiarlo".