
La muerte de un hombre en la sala de resonancia magnética de un hospital de Nueva York ha sacado a la luz las precauciones imprescindibles que deben ir asociadas a una prueba, que según la Sociedad Española de Radiología Médica, es absolutamente segura si se siguen todos los protocolos. Como publicó la BBC, el fallecido llevaba una pesada cadena metálica en el cuello cuando entró, de forma no autorizada, a la sala donde le practicaban una prueba a su mujer.
En un documento publicado con motivo de la Semana Internacional de la Seguridad en Radiología Médica, la asociación recuerda que se trata de una de las "técnicas de imagen más precisas y versátiles en medicina". Sin embargo, requiere un "entorno controlado y protocolos estrictos para evitar riesgos potenciales".
La prueba no utiliza "radiaciones ionizantes" sino potentes campos magnéticos y ondas de radio para generar imágenes de gran resolución de tejidos blandos y huesos. Pero según recuerda el doctor Pablo Valdés Solís, ex presidente de la SERAM y jefe del Servicio de Radiología del Hospital Universitario San Agustín de Avilés, "las salas de resonancia magnética son unos espacios potencialmente peligrosos, que deben estar vigilados y sometidos a unos controles estrictos de seguridad".
El motivo es que "son hasta 25.000 veces más potentes que la gravedad terrestre", lo que implica que si se introduce un objeto metálico en la sala "pueda ser atraído, adquirir velocidades de casi 100 km/h y comportarse como un misil potencialmente letal". Un fenómeno conocido como "efecto misil" que no es el único riesgo. La máquina puede interaccionar con dispositivos de los pacientes como marcapasos y alterar su funcionamiento, y el paciente puede sufrir daños con las bobinas de radiofrecuencia o alteraciones acústicas.
Por ello, la sociedad recuerda la necesidad de que la seguridad no se dé por sentada: aunque los accidentes graves sean muy infrecuentes, pueden ocurrir, como demuestra el fallecimiento en el hospital neoyorquino. "Estos sucesos, aunque excepcionales, nos recuerdan que la seguridad en resonancia magnética exige vigilancia constante", apunta el doctor Valdés. "Los campos magnéticos están siempre activos, incluso cuando no se están realizando exploraciones, y cualquier descuido puede tener consecuencias graves".
Las actuaciones "no negociables" que señala la SERAM para estas pruebas son:
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Diseño de instalaciones con zonas de acceso restringido y controles físicos adecuados.
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Formación continuada del personal, con actualización anual de competencias y verificación previa de que pacientes y acompañantes no portan objetos metálicos.
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Aplicación de barreras múltiples, que incluyan formularios de seguridad, revisión humana por personal entrenado y detectores de metales como apoyo, no como única medida.
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Monitorización activa, con registro sistemático incluso de los "casi incidentes" para mejorar los protocolos de forma continua.
