
Nunca la distancia entre la profesión médica y el Ministerio de Sanidad había sido tan evidente. La reforma del Estatuto Marco ha actuado como detonante de una crisis que deja a Mónica García en el centro de todas las críticas.
Del 9 al 12 de diciembre, los médicos de toda España están convocados a una huelga nacional que afectará a Atención Primaria, hospitales, urgencias, MIR, FSE y miles de facultativos de todos los servicios autonómicos.
La protesta arrancará el día 9 con una manifestación que partirá del Congreso y terminará ante el Ministerio de Sanidad. No es una huelga más: es la movilización que marca la ruptura definitiva entre la profesión y el equipo de la ministra.
Un conflicto que estalla por su propia gestión
Mientras García se define en redes como "médica y madre de tres hijos, con la mirada puesta en la sanidad pública y el bien común", su reforma del Estatuto Marco ha generado un efecto inesperado.
Ha unido en su contra a médicos, residentes, asociaciones profesionales, decanos, estudiantes y sindicatos médicos, y ha provocado el rechazo frontal de los grandes sindicatos del Ámbito —SATSE, CCOO, UGT, CSIF y CIG—. El resultado es un conflicto sin precedentes en el Sistema Nacional de Salud.
Un conflicto que explota tras meses de negociaciones estancadas
La huelga llega tras un proceso negociador largo y errático. CESM y el Sindicato Médico Andaluz (SMA) llevan meses reuniéndose con el Ministerio y, en todas las citas —incluidas las del 11 y 21 de noviembre, con presencia de la ministra—, el balance ha sido el mismo: "sensación agridulce ante la falta de concreción".
Los puntos clave siguen bloqueados:
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Estatuto propio del médico y facultativo.
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Jornada máxima real de 35 horas.
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Voluntariedad de toda prolongación de jornada.
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Eliminación de las guardias obligatorias.
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Jubilación anticipada o parcial sin penalización.
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Clasificación profesional adecuada.
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Conciliación y descanso real, especialmente tras guardias.
Estas reivindicaciones se repiten en los manifiestos de CESM, SMA, APEMYF, AMYTS, MUD, la Asociación MIR España y el resto del sector. La conclusión es unánime: el modelo actual es insostenible y el borrador agrava problemas esenciales.
"Reubicación de derechos": el concepto que encendió la mecha
El punto de ruptura llegó cuando el Ministerio aseguró que "ningún derecho ha sido eliminado", sino solo "reubicado" o "delegado competencialmente". Sin embargo, los documentos analizados por los sindicatos muestran lo contrario.
Desaparecen del texto estatal:
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La cláusula que garantizaba que las guardias se pagaran al menos como la jornada ordinaria.
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Garantías de conciliación.
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Descansos de 36 horas reales.
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Incentivos para puestos de difícil cobertura.
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Compensaciones por embarazo o lactancia.
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Obligaciones de prevención de riesgos frente a la sobrecarga.
En la práctica, "reubicar" significa suprimir, y los médicos alertan de un retroceso histórico: lo que deja de figurar en la norma estatal pasa a depender de cada comunidad, generando desigualdad y fragmentación.
Guardias: el epicentro de la indignación
Si hay un punto que moviliza a toda la profesión es el de las guardias médicas. En España, los médicos pueden trabajar 24 y hasta 32 horas seguidas, cobrando muy por debajo de su jornada ordinaria. El nuevo texto no corrige esta anomalía: consolida la voluntariedad ficticia de la prolongación de jornada y se limita a declarar que las retribuciones "corresponden a las CCAA".
Para los médicos, esto perpetúa un modelo "perverso", basado en sobreesfuerzo y compensaciones insuficientes, además de chocar con la Directiva Europea de Tiempo de Trabajo, que exige descanso efectivo.
Sindicatos generales también se rebelan: "una tomadura de pelo"
El conflicto dejó de ser "solo médico" cuando los grandes sindicatos del Ámbito rechazaron en bloque el borrador.
Denuncian una negociación opaca, con filtraciones, retrocesos respecto a acuerdos previos, una regulación insuficiente de la clasificación profesional y de la jubilación parcial, y la falta de garantía real de la jornada de 35 horas.
El Ministerio ha conseguido lo impensable: unificar el rechazo de médicos, enfermería, técnicos, personal de apoyo y sindicatos mayoritarios. Un escenario políticamente insostenible.Una ministra aislada y una profesión que ha dicho basta
Mientras el conflicto crecía, Mónica García guardó silencio en redes sobre la huelga. En los últimos días ha publicado reproches al PP, mensajes políticos, debates sobre déficit y reposteos ideológicos, pero ni una sola referencia a la mayor movilización médica de su mandato. El contraste es evidente: antes de ser ministra, apoyaba y amplificaba huelgas sanitarias desde su perfil público.
El sector interpreta su silencio como un intento de invisibilizar el conflicto, pero la profesión ha dicho basta. Los médicos ya han anunciado que, sin cambios sustanciales, las protestas seguirán en enero con nuevas huelgas y acciones indefinidas.
El Estatuto que debía unir al SNS lo ha fracturado
El Estatuto Marco debía actualizar un marco de 20 años y reforzar la sanidad pública. Ha ocurrido lo contrario: recorta derechos, fragmenta el sistema y rompe el diálogo social.
Del 9 al 12 de diciembre, miles de batas blancas saldrán a la calle para recordarle al Ministerio algo básico: sin médicos no hay sanidad pública
