
La primera jornada del paro médico nacional ha abierto un conflicto sanitario sin precedentes, con un seguimiento del 85–90% según la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM).
La protesta ha puesto de relieve un malestar profundo en la profesión, ligado a jornadas extenuantes, guardias de 24 horas, precariedad estructural, falta de descanso real y la preocupación por un borrador del Estatuto Marco que, según los profesionales, elimina derechos clave.
A través de los testimonios de médicos recogidos por la Asociación Médicos Unidos por sus Derechos (MUD) y de los datos sindicales, el panorama que emerge es el de un colectivo al límite, una negociación bloqueada y un desafío directo al liderazgo de la ministra de Sanidad, Mónica García.
El resultado es una movilización que promete prolongarse y que ya ha fracturado la confianza entre la profesión y el Ministerio de Sanidad.
Voces del agotamiento: testimonios que explican la rebelión
Médicos de la Asociación Médicos Unidos por sus Derechos (MUD), una organización independiente que representa a muchos de los facultativos de toda España, denuncian un modelo asistencial insostenible, cansancio extremo e inseguridad jurídica.
"No queremos trabajar 24 horas seguidas", afirma Marta Frutos, médica en San Sebastián, recordando que estas guardias siguen siendo obligatorias en muchas regiones. A su juicio, afectan tanto a la salud del profesional como a la seguridad del paciente. Desde Burgos, Tania Martín subraya que el paro llega tras meses de protestas sin respuesta: "Tras las movilizaciones de junio, octubre y noviembre, nadie nos ha dado una solución".
Helena González, especialista en Asturias, destaca que estas guardias no computan para la jubilación, están peor pagadas que la jornada ordinaria y vulneran la Directiva Europea de Tiempo de Trabajo. Una situación que, según los colectivos, mantiene a España como una excepción en Europa.
Desde Atención Primaria, José Luis Molina (Murcia) denuncia agendas interminables que impiden dedicar tiempo suficiente a cada paciente. Catalina Fernández (Pontevedra) reclama una clasificación profesional acorde a la formación médica, y Carlos Azurduy (Soria) critica que los residentes se usan como "mano de obra barata" por falta de personal.
En Vizcaya, Encarni Gonzalo recuerda que la medicina es una profesión de riesgo, también psicológico, agravado por la sobrecarga laboral. Estefanía Vallejos (Sevilla) denuncia que la profesión carece de voz en las negociaciones: "Un Estatuto Médico propio es la única vía para defender nuestros derechos". Para Ariadna Ayerza (Zaragoza), el mensaje es claro: "Esto es por nosotros y por los pacientes. Una sanidad de calidad necesita profesionales protegidos".
Un paro masivo pese a los servicios mínimos: el dato que cambia el tablero
Según CESM, la participación en hospitales rozó el 80%, con casi toda la cirugía no urgente suspendida y cientos de consultas reprogramadas. En Atención Primaria, el seguimiento superó el 60%, pese al pico de gripe y unos servicios mínimos que el sindicato considera "abusivos".
CESM denuncia que algunas comunidades inflaron los datos al contar como no participantes a profesionales de baja, vacaciones o libranza tras guardia.
Aun así, la protesta se sitúa entre las más amplias en décadas y confirma un deterioro creciente entre el colectivo médico y el Ministerio de Mónica García.
El origen del conflicto: un Estatuto Marco que recorta derechos
Detrás del paro se encuentra la reforma del Estatuto Marco presentada por el Ministerio, un texto que, según los sindicatos, elimina garantías históricas y agrava los principales problemas laborales del colectivo.
Los documentos consultados muestran que el borrador suprime o delega en las comunidades aspectos antes protegidos por la normativa estatal, aumentando la desigualdad territorial y debilitando la seguridad jurídica del profesional.
La regulación de las guardias médicas permanece intacta: siguen siendo obligatorias, mal retribuidas y sin cómputo para la jubilación. Tampoco se garantiza la jornada real de 35 o 37,5 horas, ni se resuelven cuestiones esenciales como la clasificación profesional, la conciliación o la voluntariedad de las prolongaciones de jornada. A juicio de CESM, se trata de un texto "insuficiente, continuista y ajeno a las necesidades reales de la profesión".
La respuesta de Mónica García y el horizonte inmediato
La ministra de Sanidad, Mónica García, ha defendido que las mejoras reclamadas por los facultativos ya están incorporadas en la reforma y ha descartado la creación de un Estatuto propio para el colectivo, al que considera "un error".
La réplica de la Asociación Médicos Unidos por sus Derechos (MUD) no se ha hecho esperar. Su portavoz, Samuel García Rubio, acusa al Ministerio de consolidar la discriminación histórica del colectivo y recuerda que la temporalidad no se está reduciendo por iniciativa política, sino por exigencia de Bruselas. Entre las prioridades médicas figuran la jornada de 37,5 horas, una remuneración acorde a la responsabilidad, la homologación con Europa y la capacidad de negociar sus propias condiciones laborales.
El paro continuará durante los próximos tres días y, si no se produce un giro en la negociación, los sindicatos advierten de que el conflicto se prolongará en enero, sumándose a las movilizaciones de otros colectivos sanitarios que ya preparan protestas indefinidas.
Tras esta primera jornada, una conclusión se impone: la profesión médica ha dicho basta. Y ahora la respuesta la debe dar el Ministerio de Mónica García.
