El miércoles pasado, Western Digital anunció que a partir de 2019 empezará la fabricación masiva de sus nuevos discos empleando la tecnología de grabación magnética asistida por microondas (MAMR, por sus siglas en inglés), aunque ya en 2018 ofrecerá prototipos funcionales a clientes empresariales para que los evalúen. Este nuevo sistema espera poder alcanzar los 4 terabits por pulgada cuadrada a lo largo del tiempo y, según WD, los discos de 3,5 pulgadas podrían llegar a los 40 TB alrededor del año 2025.
El problema al que se enfrentan los fabricantes de discos duros es la necesidad de reducir no sólo el espacio requerido por cada uno de los granos magnéticos que almacenan la información sino también el cabezal que los escribe. Con las tecnologías actuales la única forma de reducir el tamaño del cabezal sería reducir también la energía necesaria para cambiar de estado cada bit de datos, pero eso haría el disco mucho más inestable y propenso a fallos, al hacer más fácil que por accidente se cambiara el estado de cada bit. Por eso las empresas llevan tiempo estudiando técnicas para ayudar a que un cabezal pequeño pueda escribir los datos sin reducir el umbral energético necesario para lograrlo.
Western Digital asegura estar invirtiendo en dos formas de solucionar este problema. El primero utilizaría calor para asistir en la grabación, pero necesita emplear temperaturas de 650 grados centígrados y eso afecta a la fiabilidad del soporte magnético, el cabezal y los materiales. Así que para lograr que sea funcional, según WD, sería necesarios nuevos materiales en cada elemento y un nuevo proceso de fabricación. En cambio, la incorporación de microondas ha podido hacerse con los procesos de fabricación que ya utiliza la compañía, como el sellado en una atmósfera de helio, de ahí que haya sido la tecnología que primero ha llegado a producción.