Tras el impacto de DeepSeek en el ecosistema de la inteligencia artificial, Nvidia acelera su estrategia y se alía con MediaTek para desarrollar una APU ARM que podría redefinir el sector del gaming portátil.
Nvidia no ha permanecido inmóvil tras el revuelo causado por DeepSeek, la startup china que sorprendió al sector tecnológico con su modelo R1, logrando una eficiencia inédita en IA con una inversión muy inferior a la de sus competidores occidentales. La reacción del mercado fue inmediata: en una de las mayores pérdidas bursátiles del sector, Nvidia vio evaporarse 600.000 millones de dólares en valor de mercado en solo 24 horas. Pero más allá de la volatilidad, este episodio dejó en evidencia que la supremacía de Nvidia no es indiscutible y que la competencia global en IA y hardware avanza con rapidez.
En este contexto, Nvidia ha movido ficha: acaba de anunciar una alianza estratégica con MediaTek para desarrollar una unidad de procesamiento acelerado (APU) basada en arquitectura ARM, orientada específicamente a ordenadores portátiles 'gaming'. El nuevo chip, que combina una CPU ARM y una GPU con la arquitectura Blackwell, la misma utilizada en la serie GeForce RTX 50, se integrará en equipos de la marca Alienware y llegará al mercado entre finales de 2025 y comienzos de 2026.
¿Qué significa este movimiento?
Nvidia está apostando por una arquitectura más eficiente y optimizada para dispositivos portátiles, justo cuando el sector busca mayor rendimiento con menor consumo energético. La APU desarrollada junto a MediaTek funcionará con solo 65 W de potencia, ofreciendo un rendimiento equiparable a una GPU RTX 4070 de 120 W. Esto supone un salto clave en eficiencia energética y diseño térmico, dos factores críticos en el gaming móvil.
La elección de ARM tampoco es casual. Tras años dominados por arquitecturas x86 (Intel y AMD), el auge de soluciones ARM en dispositivos móviles y ahora en portátiles con chips como el Snapdragon X Elite, está abriendo una nueva etapa en la computación personal. Sin embargo, el reto está en la compatibilidad de software: muchos videojuegos están diseñados para x86 y requieren emulación para funcionar en ARM, lo que puede lastrar el rendimiento.
Aquí es donde Nvidia pretende marcar la diferencia. Su experiencia en procesamiento gráfico y optimización de drivers puede ser clave para superar este cuello de botella. Y su alianza con MediaTek, uno de los mayores fabricantes de chips móviles del mundo, refuerza la apuesta por sistemas más ligeros, potentes y sostenibles.
De la amenaza DeepSeek al contraataque con Alienware
La colaboración con Alienware, la división de Dell especializada en ordenadores de alto rendimiento, evidencia que Nvidia no se resigna a ceder terreno. Mientras DeepSeek busca escalar su modelo R1 a través de hardware alternativo, Nvidia continúa reforzando su ecosistema: desde chips de entrenamiento para IA hasta APUs para gaming, pasando por la integración con plataformas como GeForce Now y servicios en la nube.
Esta diversificación estratégica responde a la creciente presión de competidores emergentes y a la necesidad de evolucionar más allá del dominio del hardware de IA. Nvidia sabe que su liderazgo no puede depender exclusivamente de la venta de GPU de alto rendimiento; necesita ampliar su influencia en todos los segmentos clave de la computación.
Con Apple impulsando sus propios chips ARM (serie M), Qualcomm creciendo en el entorno Windows y ahora Nvidia sumándose a esta arquitectura con una propuesta 'gaming', el dominio de x86 empieza a mostrar grietas. Si Nvidia y MediaTek logran solventar los desafíos de compatibilidad, la irrupción de este nuevo chip puede marcar el inicio de una nueva era para los portátiles de alto rendimiento.
Nvidia bate previsiones en el primer trimestre de 2025
Nvidia continúa consolidando su liderazgo en el sector tecnológico con resultados financieros históricos. En su primer trimestre fiscal de 2026, que abarca de febrero a abril, la compañía estadounidense registró un beneficio neto de 18.775 millones de dólares (16.531 millones de euros), lo que supone un crecimiento del 26,2% respecto al mismo periodo del año anterior. Los ingresos totales alcanzaron los 44.062 millones de dólares (38.795 millones de euros), un 69,2% más, superando ampliamente las previsiones de la compañía.
Destaca especialmente el área de centros de datos, que generó 39.100 millones de dólares (34.426 millones de euros), un 73% más, impulsada por la creciente demanda de soluciones de inteligencia artificial. Además, la división de gaming e IA para PC alcanzó un récord de 3.800 millones de dólares (3.346 millones de euros), un 42% más interanual. Sin embargo, la compañía también asumió un cargo extraordinario de 4.500 millones de dólares (3.962 millones de euros) debido a restricciones del Gobierno de EE.UU. para exportar sus chips H20 a China, lo que provocó un exceso de inventario y compromisos de compra no cumplidos. Los resultados fueron publicados el pasado 28 de mayo.