
La semana pasada presentaba a Maquiavelo, Erasmo de Rotterdam y Donald Trump en una animada charla en una trattoria florentina sobre qué hacer en la guerra entre Ucrania y Rusia. Erasmo, desesperado ante el pragmatismo cínico de sus compañeros de pizza abandona el debate y deja a Trump preguntando a Maquiavelo qué hacer. Ahora, saltamos al otro lado del campo de juego, con Maquiavelo siendo invocado por Macron al Palacio del Elíseo para que le aconseje cómo debe jugar sus cartas Europa en esta partida de póker con gente poco de fiar como Trump y Putin.
Nos encontramos en una sala sobria en el Palacio del Elíseo. Emmanuel Macron, presidente de Francia, está sentado frente a una figura espectral pero imponente: Nicolás Maquiavelo, quien ha emergido de las sombras del pasado para aconsejar al líder europeo en febrero de 2025.
Macron: Monsieur Maquiavelo, bienvenido. Le he convocado porque Europa enfrenta tiempos oscuros: Putin avanza en Ucrania y Trump parece dispuesto a negociar con él a nuestras espaldas. ¿Qué deberíamos hacer? Francia tiene armas nucleares, pero no quiero ser temerario.
Maquiavelo (sonriendo con astucia): Temerario no es lo que necesita ser, señor presidente, sino astuto y fuerte. Dígame, ¿confía en que Trump lo respaldará si Putin cruza otra línea?
Macron: No del todo. Ha insinuado que dejará a Europa sola si no pagamos más por la OTAN. Es una traición a nuestra alianza.
Maquiavelo: Entonces, deje de depender de la fortuna que ese hombre representa. Un príncipe prudente no espera que otros lo salven; construye su propia virtù. Su arsenal nuclear es un comienzo, pero no basta con tenerlo: debe mostrar que está dispuesto a usarlo si el lobo ruso se acerca demasiado.
Macron: ¿Amenazar con armas nucleares? Eso podría escalar todo. Europa quiere paz.
Maquiavelo (con un gesto cortante): La paz, presidente Macron, se gana con la guerra en la mente. Un príncipe debe ser león para intimidar y zorro para engañar. A Putin no lo detendrá su buena fe, sino el miedo a su fuerza. Aumente su ejército, despliegue más tropas cerca de Ucrania. Que vea que Francia y Europa no titubeaa.
Macron: ¿Y qué hago con Trump? Si lo confronto, podría retirar todo apoyo americano.
Maquiavelo (ríe suavemente): No lo confronte, úselo. Ese hombre ama los halagos y el oro. Llámelo "el gran pacificador", invítelo a una cumbre ostentosa en París, pero mientras tanto, coordine con sus aliados europeos en secreto. Que Trump crea que lidera, pero que usted mueva los hilos. La percepción es poder.
Macron: Interesante. Pero Putin es astuto también. Ha cortejado a algunos de mis vecinos, como Hungría, para dividirnos.
Maquiavelo (entrecerrando los ojos): La unidad es su arma más afilada, y la división su ruina. Aísle a esos traidores internos con promesas o amenazas. Si Hungría no cede, corte sus fondos europeos. Una crueldad bien empleada hoy evita el caos mañana. No tema ensuciarse las manos, señor presidente.
Macron: ¿Y si Putin interpreta mi fuerza como una provocación y ataca?
Maquiavelo (inclinándose hacia adelante): Entonces, que su respuesta sea tan rápida y feroz que ni él ni sus sucesores lo olviden. Un príncipe no sobrevive siendo amado por todos, sino temido por los que importan. Su arsenal nuclear no es un adorno; es un mensaje. Prepárese para la guerra, presidente Macron, y la paz seguirá.
Macron (reflexionando): Es un camino duro, pero entiendo. Fortaleceré Francia, uniré a Europa y manejaré a Trump con cuidado. ¿Algo más?
Maquiavelo (desvaneciéndose lentamente): Solo esto: nunca muestre debilidad. Putin y Trump olerán la sangre. Sea el príncipe que Europa necesita, no el que sueña con ser (su figura se disipa en la penumbra).
Macron se queda solo, mirando por la ventana hacia un continente en vilo, con las palabras de Maquiavelo resonando en su mente.
De las dos escenas maquiavélicas, la primera con Trump y la segunda con Macron, podemos deducir unos consejos pragmáticos y realistas para enfrentar el peligro que representa Vladimir Putin y la percibida traición de Donald Trump. Según la filosofía política maquiavélica, que prioriza la supervivencia del Estado, el poder y la astucia sobre idealismos morales, las recomendaciones han de ser estratégicas, centradas en la autodefensa y la manipulación de las circunstancias. Algunos consejos que Maquiavelo podría dar adaptados al contexto actual de febrero de 2025 serían:
-
Maquiavelo enfatizaría que los líderes europeos no deben confiar en la buena voluntad de Trump o en la estabilidad de la alianza transatlántica. Los líderes deben fortalecer su propia capacidad militar y económica, asegurándose de que Europa pueda actuar como un bloque independiente y no como un subordinado de Estados Unidos.
-
En El Príncipe, Maquiavelo aconseja que un gobernante exitoso debe combinar la astucia del zorro con la fuerza del león. Frente a Putin, los líderes europeos deberían ser implacables, proyectando poder militar y disuasión (el león), mientras usan la diplomacia astuta (el zorro) para dividir a sus enemigos. Por ejemplo, podrían negociar con actores como Turquía o incluso China para contrarrestar la influencia rusa, explotando las fisuras en el bloque de Putin.
-
Maquiavelo sostiene que, en tiempos de crisis, un líder debe estar dispuesto a actuar con dureza para garantizar la estabilidad. Si Putin percibe debilidad, avanzará; por tanto, Europa debería apoyar decididamente a Ucrania con armas y, si es preciso, considerar una presencia militar directa como garantes de paz, aun a riesgo de escalada. La "crueldad bien empleada", según Maquiavelo, es aquella que se usa una vez, de manera efectiva, para evitar mayores males.
-
Dado que Trump parece motivado por el ego y el beneficio personal, los líderes europeos podrían apelar a su vanidad. Ofrecerle un papel ceremonial en las negociaciones, mientras Europa toma el control real de la seguridad en Ucrania, podría neutralizar su interferencia. Maquiavelo sugeriría que lo halaguen públicamente como "arquitecto de la paz", pero que en la práctica lo marginen mediante decisiones colectivas rápidas y coordinadas.
-
Maquiavelo insistiría en que "un príncipe debe ocuparse solo de la guerra, sus reglas y su disciplina". Los líderes europeos deberían aumentar drásticamente el gasto en defensa —quizás incluso más allá del 5% del PIB que Trump exige— no para complacer a Estados Unidos, sino para demostrar a Putin que Europa no será intimidada. Una postura militar sólida disuadiría a Rusia y reduciría la relevancia de las negociaciones Trump-Putin.
-
La división interna es, para Maquiavelo, la mayor debilidad de un estado. Frente a la amenaza rusa y la imprevisibilidad de Trump, los líderes europeos deben superar diferencias (como las de Hungría con el resto de la UE) para actuar como un frente unido. Solo así podrán negociar desde una posición de fuerza y no como víctimas de las decisiones de las superpotencias.
Maquiavelo aconsejaría a los líderes europeos que abandonen las ilusiones de dependencia o moralidad absoluta y adopten un enfoque pragmático: fortalecer su poder, usar la astucia y proyectar fuerza implacable. Solo así podrían contrarrestar el peligro de Putin y la volubilidad de Trump, convirtiendo la "traición" en una oportunidad para afirmar la autonomía europea. No hay mal que por bien no venga y hasta es posible que la astucia de la razón que proclamaba Hegel, y que tan bien conoce el inquilino del Elíseo porque hizo su tesis doctoral sobre el filósofo alemán, termine convirtiendo el Make América Great again en Make Europe Great Again. Y a Putin en el involuntario arquitecto de la unidad europea definitiva.
