Las mujeres eran el tema preferido en la obra del pintor Gustav Klimt y sus retratos reflejan el fin del siglo XIX en Viena, época en la que la mujer trataba de dar los primeros pasos hacia su personalidad propia y pedía participar en la vida pública. Este es el trasfondo de la exposición "Gustav Klimt y las Mujeres", inaugurada este miércoles en la capital austriaca y que intenta situar al maestro en su tiempo e indagar, en lo posible, las relaciones que le unían a las mujeres que retrataba.
"Tan sólo hay dos pintores en el mundo, Velázquez y yo", dijo en una ocasión Klimt, cofundador del grupo de artistas de la Secesión y retratista de la alta burguesía vienesa, que supo atrapar en sus obras el espíritu de un momento clave en la cultura europea. De hecho, Velázquez tuvo una gran influencia en los ambientes artísticos de la época de Klimt (1862-1918).
En la exposición inaugurada este miércoles, en la que se contraponen la obra de Velázquez sobre la Infanta María Teresa y el retrato de Fritza Riedler, de Klimt, se pueden apreciar los evidentes paralelismos entre los adornos que aparecen en la cabeza de la infanta y el decorado que el segundo puso como trasfondo en su cuadro. Esta es, además, la primera obra en la que el artista recurre a las tonalidades doradas que se convertirían en una de las principales característica de sus cuadros, como en el famoso "Beso" y en Judit I y II.
La muestra reúne también en el palacio del Belvedere, en Viena, una serie de retratos de mujeres realizados por contemporáneos de Klimt, como Edward Munch, Egon Schiele, Edouard Manet y Hans Makart, entre otros, algunos de los cuales han sido traídos expresamente desde el extranjero para esta exposición.

EXPOSICION EN VIENA
Gustav Klimt y las mujeres, retratos de una fascinación
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