
Pintar un cuadro – del género que sea – es un acto muy íntimo para el artista, que se desprende de su visión del mundo para compartirla con el espectador. Aún así, no deja de ofrecer una parte de su versión profesional. Sin embargo, todos ellos, desde Delacroix a Manet, pasando por Degas, Monet o Cézanne, poseen una faceta personal, vetada -normalmente- a los visitantes que acuden a un museo. El Thyssen-Bornemisza ha derribado ese muro que separa las dos vertientes de un artista y presenta una selección de cartas y postales, firmadas por nombres propios de la Historia del Arte, que se exponen junto a sus obras.
Se trata de la colección de Anne-Marie Springer, una particular selección de misivas de amor enviadas por Van Gogh, Gauguin, Matisse, Juan Gris, Frida Kahlo o Lucian Freud, en las que, no obstante, también se expresan ideas, se habla del proceso creativo o se incluyen referencias a acontecimientos históricos –destacan las de Egon Schiele o Fernand Léger sobre la guerra-. Muchas de ellas incluyen pequeños bocetos. Es la primera vez que puede verse una selección de la colección de Anne-Marie Springer en España.
"No estés triste – pinta y vive – Yo te adoro con toda mi vida". Frida Kahlo a Diego Rivera el 31 de enero de 1948.
Anne-Marie Springer empezó a coleccionar cartas de amor en 1994, tras el nacimiento de su hija, y en la actualidad presume de más de dos mil piezas, comprendidas entre el siglo XV y el año 1970. Primero atrajo su atención la temática romántica, pero después ha ido ampliando con cuestiones de historia, literatura, espectáculos y música.
"Me pregunta usted dónde está la felicidad en este mundo. Al cabo de muchas experiencias, he llegado a la convicción de que solo se encuentra en la satisfacción consigo mismo. (…) Por cierto, he encargado un culotte: es el mayor acontecimiento de la semana". Eugène Delacroix a Joséphine de Forget el 16 de agosto de 1855.
"El cuadro de usted, la vista de una iglesia de Ruán con cielo gris, está muy bien. Aún le falta algo de vida. Los verdes no son bastante luminosos". Camille Pissarro a Paul Gauguin, mayo de 1885.
Los artistas hablan de asuntos cotidianos, pero también de especulaciones estéticas y profesionales. En muchas de estas cartas comentan lugares que fueron inspiración.
"El Támesis era oro puro. Qué bonito ha sido, por Dios… Tanto que me he puesto a trabajar con frenesí, siguiendo el sol y sus reflejos en el agua". Claude Monet a Alice Hoschedé, 3 de febrero de 1901
En las cartas de Matisse a su mujer Amélie escritas durante sus viajes a Marruecos, en los años 1912 y 1913, hallamos imágenes abocetadas de Tánger.
También Juan Gris, maestro del cubismo, relata en sus cartas a Josette los pormenores de su trabajo para los ballets del ruso Diághilev, que le llevaron a Mónaco en el invierno de 1923-1924, así como detalles de su vida allí:
"(…) cuando no dibujo voy a los ensayos o al teatro. Diághilev es encantador y Lariónov también, pero a lo bruto. Por la noche (…) vamos al baile del Café de Paris a ver bailar el shimmy. La verdad es que es muy bonito."
En la colección completa de Anne-Marie Springer, los remitentes son personajes históricos de muchos ámbitos. La primera carta que adquirió fue una firmada por un joven Napoleón Bonaparte a su mujer Joséphine. En los últimos años, su interés se ha centrado en cartas de pintores. En el Museo Thyssen encontramos una selección de 34 cartas y postales de artistas, que pueden verse del 30 de mayo al 25 de septiembre de 2022 en diversos espacios. También se expone un grabado de Gauguin en el que retrata a Stéphane Mallarmé y el certificado de matrimonio de Frida Kahlo y Diego Rivera.

