

Carlos del Amor (Murcia, 1974) ha hallado una veta fértil convirtiendo su afición en un libro. Le encanta plantarse delante de un cuadro y, dejando a un lado su aspecto más técnico, imaginar qué ocurrió en ese instante íntimo entre pintor y modelo. Con ese esquema confecciona Retratarte (Espasa) en el que, por un lado, da vida al cuadro con ficción y, por otro, profundiza y reflexiona sobre el artista y el retratado. En definitiva, trata de revivir esos momentos tal y como pudieron ser, como ya hizo con Emocionarte. La doble vida de los cuadros, Premio Espasa, del que se han vendido 200 mil ejemplares. "He dado rienda suelta a una de mis pasiones y he seguido intentando conocer a grandes artistas y lo que esconden esas obras con las que me he ido cruzando a lo largo de los años de profesión. He querido atravesar una capa más de pintura", afirma a Libertad Digital. "Somos muy cotillas, muy curiosos. Tratamos de descifrar quién es ese alguien y qué pasó para terminar delante de los ojos del artista de turno", añade.
A diferencia de su anterior libro, esta vez se centra en el retrato, un género que le permite "recrear las vidas de los retratados y de los artistas, y cómo estos últimos también se retratan en su forma de pintar". Ha seleccionado treinta y seis retratos y treinta y tres artistas, ya que Gustav Klimt y Miriam Escofet se repiten. Las obras elegidas cubren un arco temporal de siete siglos, desde el XV al XXI. La más antigua es Díptico del duque de Urbino, de 1472; y la más reciente, Su majestad la reina Isabel II, firmado por Miriam Escofet en 2020. "Son cuadros que hablan de todos nosotros, son muy actuales a pesar de su fecha. Hablan de amor, de techos de cristal, de frustraciones, de anhelos. Es lo que nos encontramos hoy mismo si miramos por la ventana", dice.
Son historias, asegura, que ha ido descubriendo visitando museos y que se le han quedado dentro. Hallamos Retrato de Ramón Mesonero Romanos (1842), de Rosario Weis, alumna del gran Francisco de Goya; o Autorretrato (1933), de Anna Mary Robertson Moses, una artista que empuñó por primera vez los pinceles a los setenta años. También Retrato de joven sujetando un medallón (c. 1480), de Sandro Botticelli, del que se desconoce quién es el retratado a pesar de los muchos estudios que han intentado averiguarlo; o Retrato de la madre del artista (1871), de James McNeill Whistler, tan conocido que hasta el servicio postal de los Estados Unidos emitió un sello con su imagen.
Carlos del Amor selecciona dos: Retrato de Retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni (1489- 1490), de Domenico Ghirlandaio, que da forma a la portada de Retratarte; y Autorretrato (1980) de Alice Neel, por la propia vida de la artista, condicionada por la pérdida temprana de su primera hija.
Gente de la calle
Tradicionalmente, conocemos el nombre y el apellido del retratado si pertenecía a las clases más altas. Es cierto que, por ejemplo, Caravaggio pintó otros estratos sociales, pero no conocemos sus identidades. "En este libro está Isabel II pero también personas normales. No hay tanta celebridad retratada, sino gente normal que tuvieron la suerte, y a veces la desgracia, de posar frente a un gran artista".
Durero retrató a su maestro como un homenaje. "Yo creo que retrataría a gente normal, a los que te puedes encontrar por la calle. Los artistas tienen que conocer la vida de las personas para extraer la esencia de la persona. Retrataría a quien me cruzo por la calle, es la que me suscita más preguntas". Carlos del Amor es conocido por su labor periodística, siempre ligada a RTVE y enfocada a la cultura: "El periodismo debe retratar a la gente normal y sus preocupaciones, sus quejas, frustraciones y éxitos. Ese es el verdadero sentido del periodismo. Cada vez nos damos más cuenta de que el periodismo está en la calle y no en las décimas plantas de los edificios. Más periodismo de adoquín y menos de moqueta".
De las obras que componen este libro, cinco son autorretratos, todos ellos del siglo XX. "Es un ejercicio dificilísimo. Los que no tienen misericordia de sí mismos, no son complacientes sino buscan lo que les carcoma por dentro. Cuando Aurelia Navarro se retrata desuda y se difumina la cara es un acto de valentía. Es un acto heroico sumamente complicado. Me daría miedo mirar tan dentro de mí".
Mujeres
Las mujeres tienen mucho peso en este libro, "una causalidad buscada". "Es una consecuencia lógica porque en los últimos tiempos se ha ido investigando sobre mujeres que fueron grandes artistas pero que tuvieron difícil el acceso al arte. Cada vez conocemos más nombres". Así mismo, cree que la tendencia de muchas pinacotecas de reorganizar sus colecciones para dar más espacio a las mujeres es "un acto de justicia": "Si hay obras buenas en los almacenes, sin exponer por ser de mujeres, es una injusticia histórica que se tiene que subsanar. No hay que distinguir entre quien pinta. Hay mujeres que firmaron con el nombre del marido o del maestro para que su obra fuera visible. Hay que buscar a esas mujeres invisibilizadas y colgarlas en las paredes".
Si hubiera que retratar a Del Amor, espera que fuera en un archivo. Disfruta de un momento dulce: "Que elijan tu libro, dentro de esa jungla que se publica cada día, es un milagro. Es un sueño. Muchos profesores lo utilizan en clase, y me sorprende y me emociona. Es una forma estupenda de acercarse al arte. Es uno de los mejores piropos que me han echado en la vida, es uno de los mejores logros de mis libros".
Carlos del Amor. Retratarte. Espasa. 272 páginas.

