Ángel Luis González, natural de Torrijos, un pueblo de Toledo, ha sido nominado al premio "Mejor Profesor del Mundo", otorgado por la Fundación Varkey. El profesor es el único español entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize que aspiran a conseguir el Nobel de la docencia –que reconoce el trabajo de los docentes que hayan tenido un impacto sobresaliente en sus alumnos–.
Libertad Digital ha hablado con Ángel Luis González acerca de su carrera profesional en el mundo de la educación. González trabaja como profesor de Formación Profesional en el centro "Virgen de Gracia", en Puertollano. Sin embargo, nunca se hubiera imaginado que terminaría siendo docente. El profesor estudió la carrera de informática y, según relata, "mi vida laboral ha sido todo un descubrimiento". De hecho, tiene 41 años y sigue sin tener claro cuál será su futuro.
No obstante, el profesor descubrió su interés por "coordinar personas y gestionar equipos" que creyesen en su idea. En esta línea, "vi que si transformaba en alumnos lo que ya había hecho anteriormente con equipos se podían hacer grandes cosas", ha confesado el docente. A raíz de esta pasión, el profesor expresa que se dejó guiar por su corazón, ya que "la energía que te da ayudar a alguien no te lo ofrece nada más en la vida".
El profesor toledano confiesa sobre el premio que es la primera vez que algo le sobrepasa así, aunque al ver a sus alumnos felices y, especialmente, a su abuela, le ha reafirmado en que es una oportunidad positiva.. Además, esta nominación ha ayudado a sus alumnos –que provienen de provincias y nacen con prejuicios sobre el futuro– a ver que pueden "pelear y luchar por todo en la vida".
La "cebolla sónica", su método de enseñanza:
Ángel Luis González está convencido de que el sistema tradicional de estudio, basado en memorizar grandes cantidades de información, no es efectivo. Por esta razón, ha creado su propio método, al que ha bautizado como "cebolla sónica", ya que, según el docente, "lo importante es comprender lo básico", mientras que todo lo demás "son capas". "Busco que ellos se relajen para que no vean que tienen que estudiar cantidades ingentes de información y almacenarlas en su cabeza, la informática es una ciencia práctica", expresa el profesor.
González explica su método a través de "la programación", argumentando que, si se comprenden bien "los conceptos esenciales", no importa que se cambie el lenguaje. "Solo hará falta cambiar un par de capitas", señala el docente, puesto que la información fundamental ya ha sido asimilada por los alumnos.
Para aplicar este método, el docente trabaja con grupos: "Dentro de mi metodología, priorizo al grupo por encima del individuo", expresa González. Esta mentalidad se debe a que, según el profesor, "en muchas clases se selecciona a dos o tres alumnos que destacan y se les cuida para que sean aún mejores", cuando en realidad hay que pensar en el "amplísimo porcentaje que no está al nivel de esos tres y pensar cómo pueden llegar hasta ahí". "Mis alumnos se sienten bien porque forman parte de algo", expresa el docente.
La exigencia como problema en la educación
La visión colectiva de la enseñanza sobre la que profundiza González le lleva a reflexionar sobre los problemas del sistema educativo español. Según el profesor, "la exigencia" en los colegios de España está a la orden del día. "Mis chicos –que tienen entre 15 y 16 años– tienen un nivel de exigencia que yo no tenía a su edad ni tengo actualmente", expresa González. De hecho, el profesor confirma que si en un mes de clases no están enamorados de la informática sienten que no es lo suyo y deben probar otra materia.
Lejos de la realidad, según Ángel Luis González, "los alumnos están en una edad donde lo sorprendente sería que tuvieran algo claro". En esta línea, el docente considera que el sistema educativo es cada vez más exigente, imponiendo a los alumnos la presión de decidir su futuro y definir su vocación desde edades muy tempranas. Sin embargo, "el año pasado tenía un alumno que empezó a estudiar informática a los 50 años", demostrando que "todo momento es bueno para empezar", expone González.
La inclusión, esencial en las aulas
Otro pilar fundamental en las clases del profesor nominado es la inclusión. Ángel Luis Gonzáles tiene un hijo con espectro autista que le ha servido para saber que "las necesidades especiales en una clase son maravillosas". "Yo me baso en tratar a los chicos como me gustaría que trataran a mi hijo, por eso hago que se sientan parte del grupo", explica el docente.
En este contexto, el profesor cuenta la experiencia de un alumno suyo con necesidades educativas especiales que no le impiden tener "una imaginación y unas opiniones sobre temas de actualidad muy desarrolladas y potentes".
Por otro lado, Ángel Luis González es profesor de Formación Profesional, enseñanza que ha contado con diversos prejuicios a lo largo de su existencia. Aunque, según el docente, la situación "está mejorando", todavía persisten creencias erróneas con escoger esta formación antes que una carrera universitaria: "Tengo varios amigos que estudiaron FP y después llegaron a la universidad, a pesar de que les decían que eran malos estudiantes. Ahora les va de maravilla en grandes empresas del sector", confiesa González. Por ello, defiende que "la FP es un buen camino para que los alumnos se labren un futuro y tengan la vida cómoda que se merecen".
La docencia como pasión
Para Ángel Luis González, lo más gratificante de la docencia son, sin duda, sus alumnos. Según el docente, "tienen un cerebro mucho más puro, que razona en base a su experiencia y que no se deja guiar por nada". En cambio, el profesor señala que los adultos son "más manipulables", de hecho, "cuando hablas de cualquier tema de actualidad en una mesa puede haber 2 o 3 opiniones diferentes", mientras que en su clase existe "una opinión diferente por cada alumno".
Asimismo, el profesor destaca el caso de un alumno que tiene "una necesidad educativa especial severa", ya que desde 3º de primaria "no acudía a un centro educativo". Ángel Luis González lleva trabajando con él desde hace dos años, con las medidas físicas que ha necesitado para estar adaptado. Sin embargo, según el profesor, "la mayoría de chicos no son conscientes a día de hoy que este alumno pueda tener algún tipo de problema". Esto se debe a que "está totalmente integrado en el grupo". De hecho, en ocasiones algunos profesores que le ayudaron en casa le visitan y "se ponen a llorar cuando ven lo integrado que está". "Es de las mejores recompensas que he tenido en mi historia como profesor", confiesa el docente.
Este tipo de experiencias refuerzan la visión de González sobre la enseñanza, ya que él busca crear "un lazo para toda la vida" con sus alumnos. "Me gustaría que me recordaran como alguien a quien poder llamar, la mayoría lo siguen haciendo para consultar cualquier tema o preguntarme qué tal", confiesa el profesor.
La entrega del premio a "Mejor Profesor del Año" se celebrará en Dubái del 11 al 13 de febrero. El ganador será recompensado con un millón de dólares, que en el caso del profesor toledano, se destinaría a crear "centros escolares en ámbitos rurales" con el objetivo de "fomentar que los chicos no dejen de soñar y se quiten prejuicios", explica a Libertad Digital. Asimismo, estos centros contarían con "cualquier tipo de ayuda o apoyo para las necesidades educativas especiales" que los alumnos pudieran necesitar, manifiesta el profesor.