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Peggy Guggenheim, una diva entre cuadros que escandalizaba a las monjas

Venecia posee uno de los museos más interesantes del mundo de arte contemporáneo gracias a la mecenas estadounidenses.

Pintores de la Historia: Mecenas de algunos de los artistas más famosos

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Venecia posee uno de los museos más interesantes del mundo de arte contemporáneo gracias a la mecenas estadounidenses.
Peggy Guggenheim, en su palacio veneciano | Cordon Press

Peggy Guggenheim es conocida como una de las mecenas más influyentes del siglo XX. Nacida el 26 de agosto de 1898 en Nueva York, era nieta de un gran magnate judío dedicado a la minería y la metalurgia. Su padre, Benjamin Guggenheim, el quinto de siete hermanos, fue hombre de negocios que amplió la fortuna familiar. Peggy heredó, con solo 14 años, un inmenso patrimonio tras la muerte de éste en el naufragio del Titanic.

Peggy decidió trabajar en una librería y ahí empezó a tener contacto con escritores, artistas y gente del mundo de la cultura. Se mudó a París y, como era una gran aficionada al arte, pronto comenzó a coleccionar pinturas. Apostó por Jacson Pollock cuando nadie valoraba su estilo. Le adjudicó un sueldo mensual e incluyó sus obras en las exposiciones que organizaba. Justo antes de que estallase la Segunda Guerra Mundial, abrió una galería en Londres llamada Guggenheim Jeune, en la que apoyaba los tres movimientos más en boga del momento: cubismo, el surrealismo y el expresionismo abstracto. Exhibió obras de Jean Cocteau, Pablo Picasso o Kandinsky, entre otros artistas del momento. Con los primeros ataques nazis a Londres, decidió huir y regresar a Estados Unidos. Sin embargo, no abandonaría la que iba a ser su objetivo en la vida. Tomó la decisión de que compraría una obra de arte cada día.

Tras la guerra, se mudó a Venecia comenzando así un idilio con la ciudad de los canales que duraría hasta su muerte. Se compró un palacio con vistas al Gran Canal y en el verano de 1951 decidió compartir su colección con los venecianos y visitantes. Abrió su casa al público tres tardes a la semana de forma gratuita. "Ya no soy una coleccionista, ahora soy un museo", dijo.

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Colección de Peggy Guggenheim vista desde el Gran Canal. | Wikipedia

En Venecia se convirtió en un icono. Paseaba con unas llamativas gafas de sol y solía pasear a sus perros. Era una auténtica diva. Contaba con un gondolero personal, que era algo poco visto entonces; y organizaba fiestas de alto postín a las que acudían amigos como James Joyce, Tennesse Williams, Truman Capote, Marlon Brando o Yoko Ono.

Vivió en este palacio 30 años, hasta su muerte en 1979. Un año más tarde, se inauguró el Museo Guggenheim de Venecia. En el jardín del palacio está enterrada Peggy y sus 14 perros. Hay una placa en recuerdo de los canes – a los que llamaba "mis bebés"- con sus nombres: Cappuccino, Madame Butterfly, Hong Kong...

Un peculiar jinete

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'El ángel de la ciudad', de Marino Marini, antes de trasladarse al Peggy Guggenheim Venice

No es la única excentricidad de este museo. En el patio que recibe a los visitantes hay una escultura del artista toscano Marino Marini llamada El ángel de la ciudad. Es una obra ecuestre en la que el jinete tiene un pene erecto con la peculiaridad de que se desenroscaba. Peggy bromeaba con este accesorio y, según la apertura de mentes de las personas que iba a recibir ese día, se lo ponía o no. Dicen en Venecia que le gustaba ponerlo cuando pasaban las monjas por la acera para escandalizarlas. También cuentan que una vez invitó a un joven y le puso en la mano este órgano para que notase su pasión.

Fuera como fuera la estadounidense, lo cierto es que la Colección Peggy Guggenheim es considerada una de las mejores de arte moderno de Europa, con obras de Picasso, Dalí, Pollock, Braque, Duchamp o Léger. Es gestionada por la Fundación Solomon R. Guggenheim, que también gestiona el museo de Solomon R Guggenheim de Nueva York, el museo de Bilbao, el Deutsche Guggenheim de Berlín y la pinacoteca de Las Vegas.

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