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El suicidio que marcó a Picasso

Conmemoramos los 50 años de la muerte del gran artista a través de tres personajes que influyeron en su carrera.

Pintores de la Historia: 50 aniversario de la muerte de Picasso

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Conmemoramos los 50 años de la muerte del gran artista a través de tres personajes que influyeron en su carrera.
Picasso, Ángel Fernández de Soto y Casagemas. | Wikipedia

Es más que sabido que este año se cumplen 50 años de la muerte de Pablo Picasso. Nos queremos acercar a él a través de tres personajes, tres artistas que se cruzaron en su camino en algún momento de su vida y dejaron huella en su persona y en su producción artística.

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'Mujer vestida de blanco', de Casagemas

Carlos Casagemas, amigo de juventud y uno de los representantes de la segunda generación modernista en Cataluña, conoció a Pablo Picasso con 18 años y congeniaron a la perfección. Compartían el sueño de triunfar en el arte y se establecieron en un estudio en Barcelona. Se conservan en el Museo Picasso de la ciudad condal algunos de los retratos que hizo Picasso al catalán durante esta etapa.

A finales de septiembre de 1900, los dos jóvenes, con una maleta llena de sueños y pinturas, se mudaron a París y se instalaron en Montmartre, un barrio en efervescencia repleto de artistas, burdeles y vida nocturna. Allí conocieron a una modelo que solía posar para los pintores, conocida como Germaine. La chica deslumbró a Casagemas, que cayó perdidamente enamorado. Ella se dejaba querer, pero entendiendo esa relación como una aventura pasajera. Dicen los historiadores que se mofaba de su poca hombría por ese amor inocente que le procesaba.

Casagemas era bastante inestable, tendía a la depresión, bebía mucho y esta relación desequilibrada empeoró su situación. En Navidad de ese año, los dos amigos regresaron a Barcelona. Picasso le invitó a pasar el fin de año en Málaga para tratar de distraerle y hacerle olvidar a Germaine. El catalán siguió sumido en el desamor y ahogaba las penas en el alcohol. Distanciados por esta cuestión, Casagemas regresó a París y Picasso permaneció en España.

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'Casagemas en su ataúd', de Picasso

A su regreso a la capital francesa, Casagemas, obcecado en su propósito, vuelve a declararse a Germaine y ella, como le advirtieron sus allegados, volvió a rechazar su amor. El catalán ya no estaba en sus casillas y, a modo de despedida, citó a sus amigos en un restaurante. El 17 de febrero de 1901, sacó una pistola, disparó a la modelo, que logró salir ilesa, y se quitó la vida. Tenía poco más de 20 años.

Picasso se enteró de la tragedia unos días más tarde. Le pilló en Madrid y le provocó una gran conmoción que se tradujo en varios cuadros. En dos se ve a Casagemas en su ataúd y, en otro, lloran su muerte al estilo de El entierro del señor de Orgaz, de El Greco. "Me puse a pensar pintar en azul al pensar en la muerte de Casagemas", confesó a su biógrafo. Los expertos en Picasso señalan que este suicidio inauguró la época azul de Picasso que se prolongaría hasta 1904.

El regreso del Guernica

El último amigo de Picasso, como se llama al madrileño José Luis Galicia, fue quien convenció al malagueño de que El Guernica regresase a España desde Nueva York.

Artista polifacético, conoció a Picasso en París a mediados del siglo pasado. Galicia se exilió con su familia a la capital francesa y coincidió con el genio cubista en una exposición. Ambos compartían el gusto por el dibujo de tauromaquias y escenas mitológicas, y tenían una concepción similar del sentido de la pintura.

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El Guernica | David Alonso

Picasso pintó, por encargo de la Segunda República, El Guernica para ser expuesto en el Pabellón de España en la Exposición Internacional de París en 1937. Lo depositó en el Museo de Arte Moderno de Nueva York con la condición de que "fuera devuelto a España cuando se instaurara una República de nuevo en el país". Galicia, el autor de los frescos de la catedral de la Almudena, le convenció para que cambiara esa cláusula por la de "El único propietario de ese cuadro es el Estado Español y en cuanto haya una democracia en España, no siendo necesariamente una república, se recupere el Guernica".

La mujer que le dijo adiós

Durante todo este año de conmemoraciones, las relaciones sentimentales de Picasso han tenido un lugar predominante, dando a conocer la cara menos amable del artista. Por eso, se ha hablado mucho de Françoise Gilot, artista francesa que falleció en Nueva York a los 101 años el pasado 6 de junio. Es conocida como "la mujer que sobrevivió a Picasso".

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Autorretrato (Figura en el viento) , 1944 | Colección Paloma Picasso, Londres

Gilot conoció a Picasso en 1943, cuando ella tenía 21 años y él 61, en un restaurante francés. Ambos tenían pareja, pero comenzaron una relación que, sin llegar a formalizarse con papeles, se extendería por diez años. Tuvieron dos hijos: Claude y Paloma. Esta última, a sus 74 años, se acaba de hacer cargo de la entidad que tiene el monopolio de los derechos de autor y reproducción de las obras del artista español, así como los derechos de marca.

Gilot fue la única mujer que abandonó a Picasso. Fue una ruptura ruidosa. Él gozaba de mucho éxito, tenía reconocimiento internacional y era una autoridad en el mundo del arte. Hacía tiempo que no sentía el sabor del rechazo.

El malagueño le retiró la palabra a ella y a los dos hijos comunes. En distintas entrevistas que concedió, Gilot reiteraba que Picasso era encantador hasta que comenzaba la relación, momento en el que te convertía en un rehén. "Nadie abandona a un hombre como yo", le dijo a la francesa, según ella contaba.

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Ventana francesa en azul (1939) | Colección privada

La ruptura fue un hecho y Picasso trató de evitar que ella expusiera en Francia. Instalada en Estados Unidos, escapó de la sombra del malagueño y tuvo una notable carrera como pintora y escritora. Podemos disfrutar de sus obras en el MoMA, el Metropolitan de Nueva York o el Pompidou de París.

En sus memorias, Vivir con Picasso, describe a una persona muy posesiva, celosa y egoísta, a la vez que muestra su gran admiración por su talento. Consideraba que no era misógino, sino que simplemente no sabía querer a nadie, fuera mujer o hombre. En la prensa, se publicó una petición, firmada por personalidades de izquierda, para que no se leyera ese libro, para que fuera cancelado, como se dice hoy.

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