Creo recordar que The Tourist comienza directamente, sin ningún tipo de título de crédito que confirme al espectador si se ha equivocado de sala en el complejo al que -con toda seguridad- ha acudido a ver la película. A los pocos segundos hace acto de escena una de sus estrellas, Angelina Jolie, y todas las dudas quedan absolutamente despejadas...
El alemán Florian Henckel Von Donnersmack (galardonado con el Oscar por La vida de los otros) lo sabe y conduce la función, basada en el filme francés El secreto de Anthony Zimmer, con mano segura y potenciando un apacible romanticismo hasta cierto punto inesperado. The Tourist no destaca por lo sobrecargado de su trama, ni por tener un ritmo atroz y apresurado, y en su lugar prefiere fijarse en precedentes como Charada o Con la muerte en los talones... lo cual no quiere decir que el resultado sea igual de satisfactorio. El realizador alemán centra sus miras en desenredar la leve intriga romántica y cómica con cierta parsimonia, graduando las pocas sorpresas del relato y basando la escasa tensión en las miradas de sus estrellas y en el escenario veneciano, reflejado con toda su y belleza.
Pese a los toques de intriga vagamente hitchcockianos en relación al juego de identidades de los protagonistas, es esa profunda indefinición la que acaba perjudicando a The Tourist, que no acaba nunca de proporcionar verdadero suspense y que tampoco opta por ser un filme de acción potente (a pesar de escenas bien resueltas como la emboscada nocturna en lancha). Sin resultar desganado o totalmente impersonal, tampoco la comedia romántica brilla con luz propia, aunque tanto Depp (en un relativo segundo plano hasta el desenlace) como Jolie despliegan su batería de gestos habituales.
El motivo de ser de The Tourist es acompañar en el viaje a sus dos estrellas, que brillan con luz propia -más que actúan- de una manera que el Hollywood reciente quizás había olvidado. Von Donnersmack está más interesado en destacar cada gesto distraído de Depp, cada parpadeo anhelante de Jolie, que en anticiparse a los pensamientos del público. El director es consciente de que son sus actores y el escenario privilegiado lo que convierte a The Tourist en lo que es: un agradable, distraído, pero finalmente olvidable viaje por Venecia.