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Póster Perros de paja

Perros de Paja, en manos de Sam Peckinpah, se convirtió allá por 1971 en uno de los filmes más polémicos de su ya polémico autor. Una sombría y directa reflexión sobre la violencia a través de la historia de una pacífica pareja de ciudad que, tras una escalada de diversos abusos, era asaltada por un grupo de locales en su propia casa de campo... demostrando no ser tan pacífica.

La nueva Perros de Paja es obra de Rod Lurie (Candidata al poder), un cineasta de carrera poco prolífica y una personalidad no demasiado marcada. Lurie sigue aquí las reglas no escritas de la reciente moda del remake, y ejerce de copista más o menos avezado del original. Lo cierto es que, pese a su carácter absolutamente mimético de aquella, la nueva Perros de paja no resulta una mala transcripción. El realizador consigue un thriller eficaz, con buenas interpretaciones de su trío protagonista, (no así de un histriónico James Woods) y bien construido, por mucho que casi todas esas virtudes sean heredadas. Lurie aporta, incluso, algunas apreciaciones propias, fruto del traslado de la historia al trasfondo estadounidense.

El problema es que la nueva versión, que traslada el asunto a la calurosa América Profunda, simplemente carece del impacto de la anterior. No sólo porque la sucesión de hechos es casi la misma, sino porque Lurie, casi por obligación, acomoda la vitriólica mirada del incómodo Peckinpah a los valores y roles actuales, y ya solo con eso el resultado es una película asexuada y aséptica.

Quizá se puedan abreviar las diferencias entre una y otra película en un par de escenas. Una de ellas es, por supuesto, la célebre violación del personaje femenino principal, y que en la versión de Lurie carece de casi todo impacto por tratarse, en esta nueva versión, de un "simple" hecho violento sin los perversos matices que le otorgó Peckinpah. La otra podría ser su desenlace, que en 1971 acababa con dos de los supervivientes internándose en la oscuridad... y que aquí parece resaltar la pura destrucción de iconos de dos Américas distintas. A pesar de esta rebaja en la intensidad, Perros de Paja no es un mal filme, ni tampoco uno vacío. Pero sí uno innecesario.

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