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Juan Manuel González

Crítica: 'Plan en Las Vegas'. Resacón geriátrico

Prometer hasta meter, y una vez metido... La comedia tiene un reparto de oro, pero se queda en tierra de nadie por atreverse a más bien poco.

Póster Plan en Las Vegas
Puntuación: 4 / 10

El esquema de casi siempre pero con un reparto de lujo. Plan en Las Vegas trata de revalidar el gamberrismo juerguista de Resacón en Las Vegas, al fin y al cabo la última actualización de la comedia escolar de los ochenta (aunque ya no tan escolar) en una nueva aventura al servicio de un cuarteto actoral de prestigio. Desearíamos que Michael Douglas, Robert De Niro, Morgan Freeman y Kevin Kline se hubieran reunido en mejores circunstancias que las que propone la pelicula de Jon Turteltaub, pero así están las cosas, y lo cierto es que el equipo de actores cumple su cometido con creces. Y lo de las circunstancias no lo decimos por la adscripción al género arriba citado: al fin y al cabo, el citado Resacón se beneficiaba de un guión de hierro que es, precisamente, lo que le falta a la presente (aunque mejor borren las secuelas de la memoria). Por no mencionar las aportaciones seminales (nunca mejor dicho) del John Landis de los 70/80: siempre he considerado al realizador de Desmadre a la americana y Un hombre lobo americano en Londres como un cineasta enormemente subvalorado. En definitiva, que el enseñar carne no tiene que ir en contraprestación de un buen trabajo en las calderas del guión y la dirección, y ejemplos hay a montones.

Bajo la flácida dirección de Turteltaub, firmante de La búsqueda o Mientras dormías, y al fin y al cabo un artesano del tipo Ron Howard (pero sin el empuje cinematográfico de aquel, que antaño logró cintas familiares tan apreciables como Cocoon, Splash o Dulce hogar... a veces) la película se nos queda simplemente sosa, conformista en la peor de las acepciones. Y es que todo este rollo viene, precisamente, porque la presencia de cineastas como Landis o el propio Howard se echa de bastante de menos en Plan en Las Vegas. Bien que la comicidad se base en la vejez de sus protagonistas, mejor todavía ubicar a éstos en un contexto que, al fin y al cabo, les es ajeno. Pero la película sobrevive exclusivamente por la planta de sus actores, en especial un Michael Douglas cuya presencia siempre encontraré agradecida y el siempre bienvenido Kevin Kline, aunque sólo sea por ser el menos prolífico del grupo. Todos ellos saben cómo crear química, pero la película no les da demasiado brillo cuando toca actuar individualmente.

Plan en Las Vegas emerge como un amable producto de humor gamberro, eficaz en términos generales, pero siempre falto de acidez y atrevimiento, además de tremendamente conformista en su constante búsqueda del público. La película no merece el escarnio pero se queda en tierra de nadie, aquella poblada por centenares, miles, millones de películas que se pierden ya en nuestra memoria un par de semanas después de habernos sentado a verlas.

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