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Juan Manuel González

Crítica: 'Avengement', con Scott Adkins

'Avengement' es un thriller criminal británico tremendamente eficaz, y de postre una muy buena película de acción.

'Avengement' es un thriller criminal británico tremendamente eficaz, y de postre una muy buena película de acción.
Scott Adkins en Avengement | Netflix

El cine de acción no ha muerto, solo se estrena en otra parte. Avengement, estrenada hace pocos días en Netflix, es testimonio de ello, de cómo las plataformas de streaming han cambiado las reglas del juego distribuyendo al por mayor, sin ir más lejos, películas de acción de limitado presupuesto como la que nos ocupa y que antaño ocuparían las estanterías de los videoclubs o alquiler digital.

La película de Jesse V. Johnson, sin embargo, es distinta. Avengement tiene, a diferencia de muchas otras de la misma estirpe, tanto empaque y factura visual como ambición cinematográfica. No es una película que se disfrute viendo en un teléfono móvil de camino al metro, como muchos otros productos de la factoría Netflix. Quizá no tenga nada nuevo que contar, pero sí que cuenta algo; su modestia es causa y síntoma a la vez, ya que se trata de una cinta plenamente lograda.

El director Jesse V. Johnson, cuya carrera parece lanzadísima al calor de Netflix (solo este año tiene tres títulos) es heredera de este estilo de acción que la trilogía John Wick parece haber reivindicado para el cine. Las escenas de peleas, quizá en esta ocasión algo menos abundantes por necesidades del argumento, aparecen en pantalla limpias y prístinas, con menos corte de montaje del habitual, dando como resultado una visualización pulcra y salvaje que viene a resaltar, precisamente, la artesanía y el trabajo de esa especie en peligro de extinción que es el "stunt-man".

Johnson, en efecto, comenzó su trayectoria como especialista y más tarde director de especialistas en multitud de títulos de los noventa y 2000 como Starship Troopers, The Amazing Spider-Man, Comanchería... Pero sus intereses esta vez se complementan con los de un guión cuyos intereses compaginan la pura acción con el thriller británico y macarra visto y esa mitología callejera vista -salvando mil distancias- en directores como Guy Ritchie y otras muestras del género inglés en los últimos años.

La de Avengement es una historia de venganza, la de Cain Burgess, un criminal que escapa de prisión para vengarse de todos los que lo convirtieron en un asesino a sangre fría. El protagonista es Scott Adkins, un judoka, atleta y actor que, como la propia película, da aquí la campanada de su carrera al margen de su dominio en el admirable arte de las patadas en la cara. El inglés se ha hecho famoso entre los fans del cine de artes marciales gracias a la saga Boyka, otro fiel ejemplo del cine que les mencionábamos arriba, desarrollando una carrera en paralelo a otro duro británico como Jason Statham, establecido éste ya en las producciones de gran presupuesto de Hollywood. Adkins aquí da una lección de interpretación como el salvaje, a la par que conmovedor Cain, una que le debería garantizar una mayor mediática en producciones de todo tipo.

La estructura en flashbacks de la película garantiza, por una vez, que las tres o cuatro sorpresas argumentales del filme caigan en el momento adecuado. Su arisco sentido del humor, casi siempre ligado a la violencia, otorga a Avengement una capa de inteligencia adicional más allá de su sinopsis. La puesta en escena de Jesse V. Johnson es de primera, elevando el material por encima del guión y nuestras expectativas.

En conjunto, Avengement es una pieza de género que consigue todo lo que pretende y de paso algunas otras cosas. Es la recompensa por la original, por la modestia, por su voluntad de contar una historia sin adoctrinar al personal, recogiendo para la causa tanto a los fans del cine de acción más directo como aquellos que buscan un cierto sentido del suspense. Una película para la que, esta vez sí, merece la pena quedarse en casa.

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