El exorcista del Papa es uno de esos filmes que parecen extraídos directamente de la cartelera del año 2000. Algo que puede ser bueno, malo o regular, según cada uno de ustedes. Pero persisten, no obstante, ciertos hechos inalterables e inapelables: la película dirigida por Julius Avery (Overlord), basada en los escritos del padre Gabriele Amorth, pese a pedir a gritos si cabe más despendole, resulta en una excelente muestra de las serie B con presupuesto de A de aquella época: sometimiento al estrellato de un actor con resistencia a la autoridad, entrañables FX digitales de fondo y un giro argumental (el que aquí sucede a mitad del filme) ciertamente atractivo, y no precisamente por verosímil.
Russell Crowe es Gabriele Amorth, el sacerdote italiano que ejerció de exorcista del Papa durante décadas y escribió dos libros de memorias sobre ello (lo que permite al filme exhibir la tan traída etiqueta de "basada en hechos reales). Enfrentado aquí a uno de sus casos más complicados, el exorcismo de un muchacho en "Castilla (España)", Crowe se enfrenta a El exorcismo del Papa convencido de encontrarse ante un vehículo estelar como hacía algún tiempo que no se encontraba. Y no se equivoca.
Concentrado en reflejar todos y cada uno de los aspectos pintorescos del personaje (incluyendo un más que decente italiano en la versión original) El exorcista del Papa introduce todos y cada uno de los tópicos del cine de exorcismos pero añade una suave pero contundente vuelta de tuerca de contenido puramente aventurero y detectivesco a mitad de metraje. Y es que una vez el hasta entonces correcto filme de Avery sale de la habitación del muchacho, gana enteros con dosis de arqueología pulp, mitología imposibles y sí, hasta acción de tintes superheroicos. Avery podría estar confeccionando el primer filme de terror y acción capaz de añadir peripecias aventureras y de James Bond (ojo a las promesas que el filme hace en el desenlace) al esquema tradicional de hechizados por el demonio, haciendo una peculiar fusión de cómo ambos géneros han abordado la creación de universos propios y secuelas.
Bien es cierto que no acaba de salirse de sus casillas en su voluntad de hacer una obra artesanal, pero hay algo en El exorcista del Papa -pese a su coherente mensaje espiritual- que pide caña, más caña. El resultado es una película tremendamente entretenida, lúdicamente ruidosa y de alto nivel de disfrute aun cuando su atmósfera terrorífica diste mucho de ser realmente efectiva.
El Exorcista del Papa se estrena en España el 5 de abril.