La realidad supera muchas veces la ficción, y la película El zorro es buena prueba de ello y que está basada en hechos reales pero que a priori costaría creer. El director austriaco Adrian Goiginger descubrió que su bisabuelo guardaba una de esas historias dignas de ser llevadas al cine, la del soldado Franz Streitberger.
El bisabuelo del director nació en el seno de una familia muy humilde y muy numerosa de las montañas austriacas. En el periodo de entreguerras sus padres no podían mantener a tantos hijos así que cedieron la tutela del más pequeño, Franz tenía entonces sólo 7 años.
Con la mayoría de edad recién cumplida, Franz pidió "su libertad" a la familia que lo había acogido y que lo había tratado hasta entonces más como un mozo de la finca que como a un hijo. Sin saber dónde ir Franz se encuentra con un puesto de reclutamiento y decide alistarse al ejército austríaco donde termina como mensajero del tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial.
La historia de El zorro nos cuenta cómo justo antes de un ataque a los aliados, Franz encuentra un cachorro de zorro malherido al que decide cuidar y llevar consigo. Franz le da al pequeño animal todo el cariño que le faltó a él durante su infancia. Lo sorprendente de la historia de El zorro es que el animal que en cualquier momento podría escapar permanece fiel acompañando al soldado durante gran parte de la Segunda Guerra Mundial.
El zorro es una película bonita de supervivencia pero también muy triste, como todas las películas de guerra, pero en este caso todavía más si cabe por la dura vida del protagonista, ese soldado que quiso dar a este animal salvaje todo el cariño que él no recibió. El zorro es una buena película para aquellos espectadores que buscan en taquilla algo diferente.