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Juan Manuel González

'Insidious. La Puerta Roja', el desenlace de una historia de terror y la lucha de un padre

Insidious. La Puerta Roja se estrena en cines españoles el 20 de julio.

Insidious. La Puerta Roja se estrena en cines españoles el 20 de julio.
Insidious 5 | Sony Pictures

Insidious inauguró, allá por 2010, unas cuantas cosas importantes. Por un lado, revalidó la eficacia comercial del terror, género capaz de renovarse artísticamente mediante una puesta en escena absolutamente endiablada, la de su director James Wan, y también industrialmente: una pequeña inversión de pocos millones de dólares es capaz de ofrecer ingresos rápidos contundentes, cosa que por cierto se ha repetido en esta quinta entrega recién estrenada.

Tras dos entregas concebidas como spin-off con otros personajes, la desigual saga original termina aquí, con el definitivo entendimiento de lo que significa la puerta roja, al menos en lo referente a la familia Lambert. Lo hace con una película en la que su actor protagonista, Patrick Wilson, no solo retoma su papel sino que ejerce el papel de director. Un cierre de ciclo que, a tenor de los excelentes resultados de taquilla de este debut de Wilson, a buen seguro tendrá nuevas continuaciones.

Abundando en el giro magistral de "familia maldita" como sustitución del concepto de casa encantada, uno de tantos logros de la película original, Wilson pisa todo el tiempo terreno resbaladizo en esta Insidious: La puerta roja. Sabedor de que es imposible -realmente imposible, pero imposible de verdad- igualar la capacidad de asustar de Wan, imitar su uso del formato panorámico, el actor potencia el melodrama familiar sin tampoco navegar en contra de las coordenadas de estilo de la serie. El riesgo de caer en el telefilme existe por momentos, pero el cariño y el conocimiento que Wilson demuestra por la historia de los Lambert compensa ese peligroso abismo.

Insidious. La puerta roja no destaca tanto por sus sustos, que los tiene, sino por los silencios familiares incómodos, un sentido del humor propio que parece proceder del propio Wilson, y sobre todo la actualización de la figura del padre como figura maldita, pero también redentora y salvadora, que, ciertamente, navega en contra del espíritu cultural de esta época. Un giro al punto de vista de la primera y segunda, donde Wan introducía poco a poco al espectador en un derivado de El Resplandor, que entronca con la excelente Doctor Sueño de Mike Flanagan (otro drama de terror que continuaba algo imposible de continuar) y en la que, ojo, Wilson se atreve a codificar esos otros planos de existencia fantasmales, el Más Allá, a través del arte. Un guiño que aproxima Insidious 5 a esa curiosa película de Bernard Rose, La Casa de Papel, donde una niña creaba todo un mundo paralelo -y una figura paterna amenazante- a través de sus dibujos.

Todo este conjunto de cosas interesantes la película las expresa a trompicones, a veces no del todo bien articuladas (el montaje no es especialmente bueno) pero el apego a los personajes es máximo y también el entendimiento de los elementos inquietantes que perviven de la saga. Por eso, la quinta y ¿última? aventura de los Lambert se ve con cariño y aprobación.

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