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William Friedkin, el exorcista supremo, ha muerto

El director estadounidense fue capaz de dotarle a la temática más rutinaria un estilo tan personal y virulento como discreto y sutil.

El director estadounidense fue capaz de dotarle a la temática más rutinaria un estilo tan personal y virulento como discreto y sutil.
William Friedkin en Chicago en 2013 | Cordon Press

A veces me ha pasado estar viendo una película y pararla a ver quién es el director. Son películas de género o que cuyo principal atractivo reside a priori en el reparto. En muchas de esas ocasiones me he encontrado con que el director era William Friedkin, capaz de dotarle a la temática más rutinaria un estilo tan personal y virulento como discreto y sutil, como una casi invisible marca de vitriolo que se sobrepone a historias más o menos manidas.

¿Cuál es esa distinción que hace de Friedkin un cine tan atractivo como secreto hasta haberse convertido en un cineasta de culto? Diría que sus películas son de una intensidad viril, de una carga testosterónica pocas veces alcanzadas en el cine. Pero dicha hombría no se queda en una descerebrada exposición de la fuerza bruta, sino que elabora un complejo discurso moral sobre las virtudes y los vicios de la violencia, el honor y esa peculiar versión de la amistad que elaboran los hombres como camaradería.

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Gene Hackman, Jane Fonda y William Friedkin galardonados por 'The French Connection'

El listado de sus películas asombrosas abarcan varias décadas, de The French Connection (1971) a Killer Joe (2011), pasando por El exorcista (1973) Conversation with Fritz Lang (1975) Carga maldita (1977) Cruising (1980) Vivir y morir en L.A. (1986), Reglas de compromiso (2000) y The Hunted (2003). Se ha dicho de todo sobre dos películas tan míticas como The French Connection, por la que ganó su único Oscar, y El Exorcista, sobre las que subrayaría que están a años luz del tratamiento infantiloide que los géneros del terror y el thriller han desarrollado en los últimos tiempos en las plataformas de televisión. Si fuese un perfumista, el método de Friedkin consistiría en coger la flor de clavo y una cantidad suficiente de pimienta de cayena, agitarlos fuerte al tiempo que con las uñas se rompe la pimienta, dejando que las feromonas masculinas se derramen en un último acto de violencia.

‘Cruising’, los garitos de sadomaso gays

Como serían sus películas que, por ejemplo, Al Pacino se niega a hablar de su intervención en Cruising, y eso que es una de sus mejores interpretaciones, si no la mejor. Cruising trata un tema conflictivo de una manera perturbadora: agente de la policía que se infiltra en el ambiente gay para descubrir al asesino en serie de homosexuales. Pero Friedkin se adentra en territorios más peliagudos al mostrar hasta las cachas, nunca mejor dicho, los garitos de sadomaso gays en Nueva York, con un Pacino confundido ante el doble sentido de "cruising", la actividad de buscar encuentros sexuales en lugares públicos y a la vez 'patrullar'. Los policías, como los exorcistas y los criminales, de Friedkin tienen un fuerte sentido de la moral, lo que les lleva a transitar caminos prohibidos por las instituciones a las que pertenecen. Las películas de Friedkin tienen un aire nietzscheano, con protagonistas caracterizados por una doble imbricación entre el deber y la voluntad de poder. De hecho, los agentes del desorden suelen ser tan buenas personas, si no mejores, que los agentes del orden en sus películas. No por casualidad su apodo era "Hurricane Billy", debido quizás también a su comportamiento volátil y provocador en los platós.

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Al Pacino y Paul Sorvino en 'Cruising'

Hace falta también tener mucho valor, o mucha cara dura, para rodar películas que son versiones de clásicos, como Carga Maldita respecto a El salario del miedo, o directamente copias de éxitos, Vivir y morir en Los Ángeles con Miami Vice. En ambos casos Friedkin no superó a los originales, lo que era prácticamente imposible, pero sí que aportó a historias poderosas una perspectiva diferente igualmente potente. Nadie critica a Dalí por realizar la enésima crucifixión de Jesús, aunque desde un ángulo novedoso. Por cierto, Friedkin hubiese querido a Francisco Rabal para hacer del mafioso francés protagonista en French Connection (lo había visto en Belle de Jour de Buñuel), pero su equipo de reparto se confundió y contrató a Fernando Rey (como es sabido, todos los españoles son iguales). Se desquitó en Carga maldita contratando a Rabal. Ambos están estupendos como siempre en sus respectivos papeles.

Por encima del 95% de los cineastas

Cuando proyectó El exorcista a Bernard Herrmann le pidió una banda sonora que fuera mejor que la de Ciudadano Kane. Herrmann le contestó que entonces por qué no había hecho una película mejor que Ciudadano Kane. Al día siguiente de ganar el Oscar por French Connection fue al psiquiatra para confesarle que era profundamente infeliz porque pensaba que no lo merecía. Fue la única vez que fue al psiquiatra en su vida. Su película favorita de todos los tiempos es Ciudadano Kane. Su película favorita de él mismo es Jade (aunque también encontraba agradable Carga maldita). Lo que muestra que uno suele ser mejor juez del trabajo ajeno que del propio. Se le suele criticar que tras sus dos obras maestras French Connection y El exorcista nunca volvió a estar a la altura, sin embargo a través del resto de sus películas se mantuvo fiel a un estilo propio, una ética particular y a una adulta forma de entender el cine. Lo que le sitúa por encima del 95% de los cineastas.

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Friedkin en el rodaje de 'El Exorcista'

También dirigió óperas y documentales, sobre Fritz Lang y, de refilón sobre el Cordobés, que le dijo, entre toro y toro, que "solo la vida me da miedo", lo que se convirtió en el lema vital de Friedkin. Ha dejado una película que se estrenará póstumamente El consejo de guerra del motín del Caine. Por si fuera poco, estuvo casado con Sherry Lansing, Kelly Lange, Lesley-Anne Down y Jeanne Moreau. Descanse en paz.

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