
La fauna que habita los reality shows tipo Gran Hermano o La isla de las tentaciones parece sacada de otro planeta. Si hoy en día mezclamos reality show e influencers, la combinación es explosiva. Como lo es Liane, joven de 19 años protagonista de Diamante en bruto, película francesa presentada en la Sección Oficial de la Seminci. Una joven dispuesta a todo con tal de entrar en uno de esos programas.
Liane (Malou Khebizi) tiene sólo 19 años pero ya tiene en su cuerpo unas cuantas operaciones estéticas, como el pecho y los labios. Ahora desea con fuerza hacer lo mismo con los glúteos, influenciada por las influencers de moda. Brillante escena en la que Liane y sus amigas están viendo a una influencers en Dubai, "¿pero por qué está bebiendo café a cuatro patas?, se le ve todo". Numerosos artículos revelan cómo muchos influencers acuden al calor de los petrodólares para las mayores degradaciones. En el "mejor" de los casos, sólo será sexo.
Volviendo a Liane, la joven viene de una familia desestructurada en la que no hay padre y la madre vive gracias al tipo con el que esté en el momento. Tiene una hermana pequeña que la imita en todo, es desgarrador ver cómo una niña de sólo 7 años se pinta, viste y baila simulando la hipersexualización, no sólo de su hermana, sino de los influencers referentes de los jóvenes.
La joven vive por y para sus redes sociales donde publica contenido sexualizado, lo que hace que suba en seguidores. Su máxima aspiración en la vida es entrar en un programa de telerrealidad tipo La isla de las tentaciones. En su cabeza, llena de pájaros, cree que tras salir del programa será famosa, modelo, las marcas le pagarán por anunciar sus productos e incluso "puedo ser actriz". Lo que Ojete Calor llamó brillantemente Mocatriz (Modelo, cantante y actriz)
Un día recibe la llamada de una directora de casting de un reality show al que ha enviado un vídeo de presentación. Les ha gustado y quieren entrevistarla en persona. Esta escena concentra lo que es este mundo gracias a un guion muy inteligente y realista de su directora, la debutante Agathe Riedinger que fue aplaudida en el Festival de Cannes donde fue presentada por primera vez la película. El mero hecho de hacer la prueba hará que la joven ya crea que es famosa.
La relación que tiene Liane con la ropa, su cuerpo e incluso la higiene, Diamante en bruto parece una película en 4D puesto que el espectador puede oler desde su butaca los kilos de maquillaje, el cuero barato y la brillantina, es también parte indisoluble de la trama sin la cual no entenderíamos al personaje. La directora ha sabido captar en un tono realista, casi de reality con cámara al hombro siguiendo los pasos de Liane, una atmósfera y una vida determinadas.
El movimiento corporal más reproducido por parte de los espectadores que llenaban el Teatro Calderón durante la proyección de Diamante en bruto era el de negar con la cabeza. Ningún espectador podía dar crédito a que haya jóvenes con esa mentalidad, donde el brilli brilli, las plataformas y subir 100 seguidores en las redes sociales sea más importante que la propia amistad, familia o valores.
Acertada es también la decisión de la directora de llevar a pantalla completa los mensajes que le van dejando sus seguidores tras una nueva publicación, reflejo ésta de su estado de ánimo del momento. La joven construye en cierto sentido su personalidad a través de los comentarios que le dejan sus fans y detractores en las redes sociales. Y eso es aterrador.

