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'Anora', el reverso realista de 'Pretty Woman' (y la mejor película americana del año)

Anora, estrenada en cines españoles, cuenta la historia de amor loco entre un joven millonario y una prostituta.

Anora, estrenada en cines españoles, cuenta la historia de amor loco entre un joven millonario y una prostituta.
Anora | Universal

Dotando de toda la dignidad posible a personajes marginales, Sean Baker ha construido una notable filmografía que con Anora, premiada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes, lleva a su paroxismo ese retrato desprejuiciado de la América Profunda. La historia de una joven prostituta enamorada del hijo de un oligarca ruso es un cuento amargo a lo Pretty Woman absolutamente ortodoxo, pero también es la mirada humana, desacomplejada y totalmente contraria a cortapisas morales de Baker lo que convierte Anora en la gran muestra de cine independiente, y de comedia dramática, que realmente es.

Excesiva, agotadora, políticamente incorrecta y absolutamente divertida, Baker desafía clichés en el retrato de los matones rusos y durante más de dos horas transmite bondad y buen rollo apelando a la complicidad del espectador incluso durante el simulacro de historia de amor entre los dos protagonistas. Se crea una sólida sensación de intimidad tanto en la relación romántica como en el retrato de las trabajadoras del sexo donde encontramos a la nueva Cenicienta, Anora. Baker va desafiando clichés y creando personajes vivos al margen de las normas en un enredo absolutamente frenético que, cuando llega a su gritona segunda mitad con una suerte de Resacón en Las Vegas de acento ruso alcanza su cima.

Mikey Madison y Mark Eydelshteyn están espléndidos en un cuento romántico realista pero no pesimista (aunque también), lo que no quita un ápice de tragedia o de fuerza al reverso tenebroso del sueño americano. Pero existe belleza e incluso la posibilidad de un romance en la forma de rodar Coney Island en el frío de la madrugada. Anora es un drama que se desviste como comedia en tiempos de censura, una comedia excesiva que -al igual que otras crónicas contemporáneas como Dolor y Dinero o El lobo de Wall Street- se recrea con gusto en su propio mundo, que mira a sus protagonistas como seres humanos dignos de nuestra complicidad, no de nuestra compasión. El resultado es una buena ristra de risas en unos años donde la comedia ha brillado por su ausencia en la cartelera americana.

Existe algo admirable en Anora incluso cuando la joven no sabe expresar adecuadamente su necesidad de amor, y la falta de complejos con la que lo muestra la película -incluso en los abundantes ratos descerebrados del grupo- lo hace todavía más entrañable. Anora es el cuento de hadas más políticamente incorrecto que recordamos, y la obra cumbre del director de The Florida Project y Red Rocket.

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