A Paramount le vino Dios a ver cuando la sonada reacción de internet en contra del primer trailer de Sonic, su adaptación de la célebre mascota de Sega que se ha mantenido viva hasta ahora a través de múltiples videojuegos. Rediseño de personaje digital mediante, del inquietante erizo antropomorfo visto en aquel avance se pasó a la adorable pero cañera mascota que tenemos ahora, la misma que protagoniza esta taquillera tercera parte en la que se suma Shadow (voz en versión original de Keanu Reeves) demostrando que estamos ante una de las muestras de cine de franquicia más en forma de los últimos años.
Jeff Fowler mejora como director película a película, modulando los muy diferentes tonos y recursos de un enorme Frankenstein de manga, cine kaiju, ciencia ficción y entretenimiento familiar, consciente de que la acumulación de personajes ya se equipara casi a la de un culebrón latino. Y añade por ello bromas a costa de ello con la telenovela protagonizada por Cristo Fernández (Ted Lasso) como si tomara prestada la misma idea de Airbag, y otras salidas de tono como el videoclip a costa de un doble Jim Carrey.
El actor, por cierto, vuelve a adueñarse de la función en el papel de doble villano, llevando a su terreno toda una franquicia, pero una en un buen estado de forma, capaz todavía de incorporar personajes, soportar géneros y tensar la cuerda del blockbuster juguetero Paramount riéndose, de paso, de su carácter de obra al servicio de una marca registrada. El montaje virtual de "abuelamiguis" y otras ideas locas compensan lo mal sintonizado que está el humor en todas las ocasiones en las que Carrey no está en pantalla (y lo desaprovechado de Krysten Ritter), pero lo que cuenta es la estupenda factura de sus efectos visuales (su clímax apocalíptico parece reservado a obras mayores) y lo entrañable de su concatenación de jerbos nucleares.