El chiste más cruel de los Oscars 2025 y la prostituta Anora que humilló a Karla Sofía Gascón

La noche del domingo dos directores salieron del Dolby Theatre convencidos cada uno de que la injusticia se había cebado con ellos. Pero si creen que la Academia se atrevió a desafiar las expectativas, piénsenlo de nuevo: todo fue sobre raíles en la gala de anoche, marcada por tibias bromas a Karla Sofía Gascón, que se saltó la alfombra roja, y el triunfo de la independiente Anora.

La campaña de los últimos Oscar pasará a la historia, si pasa, por el accidentado relevo en la dupla de favoritas. Si hace un mes todo pasaba por la competición entre The Brutalist y Emilia Pérez, la debacle de la española Karla Sofía Gascón (que finalmente no vio la ceremonia desde Alcobendas sino en el propio Dolby Theatre) y otros cambios de discurso han propiciado que Anora, la gran favorita en las apuestas, y Cónclave, la candidata de cola que poco a poco fue escalando posiciones, suplantasen a las favoritas en una gala que, de todas formas, estaba abierta como pocas. Lo contrario al año pasado , con Oppenheimer poseyendo todas las categorías.

La noche iba a ser de Demi Moore, quizá el puente perfecto entre el pasado y el presente incierto de Hollywood por su papel en La sustancia y el premio más. mediático de la noche, pero no pudo ser. Anora ya tenía carrerilla hecha y el Oscar más deseado de la noche fue para Mickey Madison por Anora, el fiasco tragicómico de una prostituta enamorada (también guion original, montaje, película) y quizá la única gran sorpresa de la gala que tuvo lugar en Los Ángeles. El discurso que emanaba de la última entrega de premios parecía claro, ganase una u otra candidata: una reformulación de las narrativas femeninas con dos personajes con un claro discurso extra-cinematográfico que, hace semanas, iba a liderar Emilia Pérez.

Al fin y al cabo ahí estaba Zoe Saldaña para restregarle por la cara el fracaso a Karla Sofía Gascón, a la que no mencionó durante su discurso de ganadora, y erigirse en la perfecta solución de compromiso de una noche que comenzó a ritmo de Wicked y con un homenaje a Los Ángeles tras los recientes incendios en la que Aún estoy aquí le arrebato a la película de Audiard lo único que todavía podía ganar, el de Mejor Película Internacional. Otro Oscar seguro era el de Kieran Culkin como Actor Secundario, que prometió ponerse manos a la obra con su mujer para tener un cuarto hijo, y la pedrea técnica entre Wicked y Dune. Parte 2 como grandes representantes del cine industrial.

¿Referencias políticas? Escasas y menos entusiastas que las referencias a los incendios de Los Angeles. Daryl Hannah a favor de Ucrania y los responsables de No other land, largometraje documental creado por un colectivo palestino-israelí de cuatro activistas, fueron los dos grandes alzamientos de voz fuera del mundo del cine durante la gala.

Sí que hubo sorpresas sorpresas (positivas) como el Oscar a Mejor Película Animada para la letona Flow, un film poético y distinto que se aleja de los taquillazos norteamericanos para el público familiar. Y un homenaje a la saga Bond y el adiós de sus creadores durante décadas, Michael G. Wilson y Barbara Broccoli, que se materializa en plena venta del agente secreto a Amazon (venta que habrá hecho todavía más millonarios a los hermanastros) y que superó todas las expectativas pese a estar interpretada por iconos de la generación Alfa. Algo más mayor es Mick Jagger, que contó un chiste sobre un ausente Bob Dylan y dio el Oscar a la canción de Emilia Pérez "El Mal".

Directamente salido de la espalda de Demi Moore, Conan O’Brien entregó un discurso de bienvenida poco memorable y demasiado igual a cualquiera de los Late Night que presentó durante décadas. Más afortunado fue su gag a costa del pedófilo Drake y la parodia de las audiencias del streaming que nunca han pisado un cine, así como alguna que otra pulla a costa de sí, Karla Sofía Gascón. El chiste más cruel de la tibia noche, sin embargo, fue para los productores de Joker 2, los únicos que se han quedado sin casa sin necesidad de incendio alguno.

Y otras injusticias, porque haberlas, "haylas", y no nos referimos a Karla Sofía y Demi: sin ir más lejos la de un Ralph Fiennes se fue de vacío tras merecer ganar por tercera vez en su vida; o la exclusión de figuras como Alain Delon o Shannen Doherty en el demoledor In Memoriam de este año.