'El secreto del orfebre', un correcto drama romántico con Mario Casas y Michelle Jenner

A medio camino entre la imaginación, el recuerdo y la paradoja temporal, El secreto del orfebre pasa por ser la versión más madura y adulta de aquellos romances taquilleros protagonizados en la gran y pequeña pantalla por sus dos estrellas, Mario Casas y Michelle Jenner. Dos personajes esta vez adultos enamorados de la memoria del otro en un filme que casa como pocos en el molde de drama romántico clásico, en fondo y forma.

Basado en la novela de Elia Barceló, El secreto del orfebre se esfuerza por presentarse como una versión más hecha y madura de taquillazos como A tres metros sobre el cielo. La apuesta de la directora Olga Osorio es, en ese sentido, todo un éxito dentro de unos parámetros puramente industriales: nunca melosa o ridícula, tremendamente medida en sus tiempos y el tono, se trata de un trabajo que destila corrección por sus cuatro costados, permitiendo a sus intérpretes lucir una evolución dramática evidente sin salirse un ápice de lo que esperamos de un relato típico de aventuras románticas.

El secreto del orfebre se permite todas las facilidades del mundo para contentar a su público, con un tono solemne y preciosista que uniformiza el leve barniz histórico de la historia. Resulta también más estimulante ese paseo en tinieblas del protagonista que el propio romance que vertebra el film, perjudicado por la imposibilidad de juntar a los dos actores en un mismo plano por necesidades del argumento. El film comete un último error final, que aquí no comentaremos, que escamotea en cierto modo lo que podría haber sido su elemento climático.

No obstante, la medida puesta en escena y eficacia de todos sus elementos convierte El secreto del orfebre en un film perfectamente homologable a otras odiseas románticas americanas como Noviembre dulce o La casa del lago. Un producto superior a lo que se deja caer semanalmente en las plataformas donde prima la creación de ambientes bellos e ideales por encima del retrato histórico (igualmente tópico en el cine español), y que confirma a Mario Casas como un intérprete capaz de evolucionar y mejorar.