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CRÍTICA DE CINE

'Novocaine', un regreso a la comedia de acción sádica y romántica

Novocaine se estrena en cines españoles el viernes 21 de marzo.

Novocaine se estrena en cines españoles el viernes 21 de marzo.
Novocaine | Paramount

¿Se acuerdan de la comedia de acción? Novocaine, pese a la lánguida puesta en escena de sus directores Dan Berg y Robert Olsen, triunfa a pesar de los pesares gracias a la clarísima recuperación de un tipo de cine comercial con los pies en el suelo, alejado del género superheroico pese a resultar totalmente comercial. De hecho, el film funciona como una inteligente e interesante reclamación del género para devolverselo de manos de los metahumanos con poderes al vulnerable hombre común, al héroe del día a día camuflado como un rostro más del sistema: el protagonista que encarna Jack Quaid (The Boys) es un introvertido empleado de banca afectado de una condición genética que le impide sentir dolor físico. Una suerte de discapacidad que, sin embargo, se convierte en su gran superpoder cuando unos ladrones cometen un atraco y secuestran a su amada: no hay apenas nada que pueda detener a este Terminator sin ninguna preparación para la violencia, pero perfectamente capaz de resistirla.

El inteligente guion juega los primeros minutos a la comedia romántica para, a continuación, convertirse rapidamente en un sucedáneo callejero de Crank y su secuela. Novocaine, de hecho, mejora cuanto más sádica se pone, adornando el periplo de una convencional comedia de acción criminal con episodios de violencia y peleas barriobajeras que devuelven el género, de manera inesperada, a los escenarios relativamente realistas más propios del cine de décadas pasadas. Es una pena, repetimos, que la cámara de Berg y Olsen sea tan poco expresiva sobre todo en esos episodios en los que no pasa nada, pero pasa de todo, depositando demasiada responsabilidad sobre los actores o la convencional pero movida partitura de Lorne Balfe. Novocaine funciona como una propuesta menor, pura serie B, pero no hubiera estado de más visualización menos genérica que, por ejemplo, aprovechase la ambientación navideña de la historia.

Sobre todo porque algunos giros de guion y la presencia de dos figuras con encanto cotidiano como Jack Quaid (que más que su padre Dennis parece un émulo de un joven Tom Hanks) y Amber Midthunder, en cuya relación el guion invierte más cariño y tiempo del esperado, se revela como totalmente adecuada. Quaid es, en este sentido, un tipo cuya apariencia común y educada resulta un perfecto receptáculo para confrontar a un verdadero psicópata, otro hombre que tampoco parece sentir absolutamente nada pero esta vez en su interior, no su exterior (y que interpreta nada menos que Ray Nicholson, hijo del mismísimo Jack Nicholson). Un reflejo de la condición humana que el film clava inesperadamente bien.

Eso, así como la puesta de la cinta por una violencia sin cortapisas perfectamente combinable con el trasfondo romántico y gamberro de la historia, erigen Novocaine como un pequeño revulsivo cinematográfico y un thriller verdaderamente entretenido que, volviendo al principio, recupera para la gran pantalla la comedia de acción de antaño.

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