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¿Por qué se dice la expresión "se te ve el plumero"?

La expresión es muy habitual hoy en día como una frase hecha, pero su origen se remonta a hace más de dos siglos, con un arraigo político.

La expresión es muy habitual hoy en día como una frase hecha, pero su origen se remonta a hace más de dos siglos, con un arraigo político.
Plumaje en el caso del traje militar | Flickr/CC/Chema Concellón

Es cierto que en España tenemos una de las lenguas más bonitas del mundo, como es el castellano, pero también es cierto que, al ser una lengua con muchos siglos de historia, hemos adoptado palabras y expresiones de hace muchos años sin ser plenamente conscientes de ello.

Una de esas frases que se ha mantenido con el paso de los siglos es "se te ve el plumero", aunque el significado que tiene hoy en día no es el mismo que tenía cuando se originó. Actualmente, la utilizamos para referirnos a aquellas personas que mienten o fingen, pero cuyas intenciones se perciben desde lejos.

Aunque pueda parecer que nos referimos al objeto de limpieza que se utiliza para quitar el polvo del hogar, el significado no va del todo por ahí. Entonces, ¿cuál es la explicación de esta expresión?

¿De dónde viene?

Esta frase tiene su origen en el siglo XIX, en la época de la Constitución de Cádiz de 1812, cuando se creó la Milicia Nacional, un cuerpo de ciudadanos liberales que defendían las ideas progresistas.

Estos soldados llevaban un gorro adornado con un penacho de plumas que permitía identificarles a largas distancias, lo que nos da una idea del verdadero significado de la frase.

Este adorno de la Milicia se convirtió en uno de los símbolos representativos de sus ideales, vinculándolo, por tanto, con su afiliación política. Tanto es así que, en la prensa de la época, comenzó a utilizarse la expresión "verse el plumero" para referirse a este grupo, pues se les identificaba rápidamente por su penacho de plumas.

En los debates de aquella época entre conservadores y progresistas, era muy habitual escuchar la frase dirigida a los segundos: "A mí no me engañas, que te he visto el plumero", en alusión tanto a sus ideas como a su vestimenta.

El lenguaje y la historia, una buena relación

Es interesante notar cómo este tipo de expresiones muestran la riqueza y la flexibilidad del idioma español, ya que muchas frases hechas han logrado sobrevivir adaptándose a nuevos contextos. En este caso, aunque el sentido original estaba profundamente arraigado en un escenario político y militar concreto, la frase ha trascendido estas barreras, manteniéndose viva gracias a su utilidad para describir situaciones cotidianas. Esto demuestra cómo el lenguaje actúa como un reflejo de la historia y, a la vez, como un vehículo para la creatividad expresiva.

Por lo tanto, esta expresión ha perdurado en el tiempo e incluso ha evolucionado, alejándose del ámbito político para trasladarse al uso cotidiano. Hoy en día, se utiliza para referirse a alguien cuyas verdaderas intenciones se perciben claramente, aunque trate de comunicar algo totalmente distinto.

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