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Un niño decapitado hace 850.000 años reabre el debate sobre el canibalismo en Atapuerca

Una vértebra hallada en Gran Dolina muestra cortes intencionados que apuntan a un posible consumo humano hace 850.000 años.

Una vértebra hallada en Gran Dolina muestra cortes intencionados que apuntan a un posible consumo humano hace 850.000 años.
Detalle de la vértebra cervical infantil de un niño o niña de entre 2 y 5 años con marcas de corte que evidencian prácticas de canibalismo por parte de sus congéneres. | MARIA D. GUILLÉN / IPHES-CERCA

Un nuevo hallazgo en la sierra de Atapuerca (Burgos) ha sacado a la luz una de las pruebas más antiguas y explícitas de canibalismo humano en Europa. Se trata de una vértebra cervical de un niño o niña de entre dos y cuatro años, con marcas de corte compatibles con una decapitación intencionada. El fósil fue excavado este mes de julio en el yacimiento de Gran Dolina y tiene una antigüedad estimada de 850.000 años.

Según el equipo del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), responsable de la excavación, esta vértebra infantil refuerza la hipótesis de que los primeros humanos de Europa, en concreto Homo antecessor, practicaban canibalismo de forma sistemática.

El niño fue "procesado como cualquier otra presa"

"La precisión de las marcas es evidente", explica Palmira Saladié, investigadora del IPHES-CERCA. "La vértebra muestra incisiones en puntos clave para desarticular la cabeza. Es una evidencia directa de que ese niño fue tratado como alimento". Saladié coordina los trabajos en Gran Dolina junto al Dr. Andreu Ollé.

El hueso forma parte de un conjunto de diez restos humanos hallados este verano, todos ellos asociados a Homo antecessor. Varios presentan marcas de descarnación y fracturas intencionadas, idénticas a las que los arqueólogos ya han documentado en huesos de animales consumidos en el mismo nivel estratigráfico.

No es un caso aislado: el canibalismo era común

La vértebra se ha recuperado en el nivel TD6, el mismo donde hace casi tres décadas se documentó el primer caso de canibalismo humano en el registro arqueológico mundial. Para los investigadores, este nuevo hallazgo no es un hecho puntual, sino la confirmación de que aquellos humanos utilizaban a sus congéneres como recurso alimentario.

"Este comportamiento no fue excepcional", afirma Saladié. "Se repite en diferentes momentos del mismo yacimiento. El canibalismo era parte de su forma de vida, probablemente ligado a la supervivencia, pero también a la ocupación y control del territorio".

Humanos y hienas, en la misma cueva

Junto a los restos humanos, el equipo ha identificado una letrina de hienas con más de 1.300 coprolitos (excrementos fosilizados) justo por encima del nivel TD6. Esto sugiere que la cueva fue ocupada de forma alterna por humanos y grandes carnívoros, en un entorno de alta competencia por el espacio y los recursos.

La superposición de restos de diferentes especies, junto con las marcas de procesamiento cárnico, apunta a un escenario de interacción directa entre depredadores y homínidos hace casi un millón de años.

Más restos por descubrir

Los expertos creen que TD6 aún puede ofrecer nuevas piezas clave para entender la vida —y la muerte— en la Prehistoria. Cada campaña aporta datos que desafían las ideas tradicionales sobre el comportamiento de los primeros europeos.

"Nos obliga a replantear cómo entendemos el trato a los muertos en aquella época", concluye Saladié. "Y a aceptar que el canibalismo infantil formaba parte de su realidad cotidiana".

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