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Sandra Sabatés, a la caza del machismo en los cuentos infantiles: "En Caperucita subyace la historia de una violación"

La presentadora de El Intermedio revisa la supuesta violencia de género implícita en la literatura infantil en su último libro, No me cuentes cuentos.

La presentadora de El Intermedio revisa la supuesta violencia de género implícita en la literatura infantil en su último libro, No me cuentes cuentos.
Sandra Sabatés | David Oller

La presentadora de El Intermedio, Sandra Sabatés, no quiere que te cuenten cuentos. Al menos así se llama su último libro, No me cuentes cuentos (Planeta). Y a juzgar por la utilización interesada que hace de la literatura infantil para defender posturas maximalistas sobre temas en los que la ideología predominante no admite matices, lo que quiere es ser la única que pueda contarlos. En una entrevista reciente en El Huffington Post deja claras algunas de las preocupaciones que la llevaron a escribir. "Según el Barómetro de Juventud y Género de 2021, 1 de cada 5 jóvenes de entre 15 y 29 años considera que la violencia de género es un invento ideológico", explica consternada, antes de señalar al "negacionismo de la extrema derecha" como causa principal de que cada vez menos gente compre cosas como que cualquier violencia ocurrida en el seno de una pareja deba entenderse como violencia machista —y ser penada como tal, evidentemente—.

Ni en la entrevista ni en su libro entra a debatir sobre el asunto. La realidad es mucho más sencilla y, siguiendo una moda que cada vez está más asentada, puede explicarse a través de relecturas presentistas de los cuentos infantiles que ha guionizado Disney. "Han pasado siglos y seguimos sufriendo esa misma violencia", explica en otro momento de la conversación. "No hemos cambiado tanto: hemos avanzado en muchos aspectos en materia de igualdad, pero la violencia de género sigue estando ahí. El principal objetivo de este libro es contar que esto está pasando, que esto es una realidad, por mucho que nos intenten vender que la violencia de género no existe e intenten restarle importancia. Esto está pasando aquí y ahora en este país y lo venimos arrastrando desde hace siglos".

Para que la gente lo sepa, por tanto, se ha lanzado a equiparar historias reales de mujeres maltratadas con esas otras historias "que nos han contado durante toda la vida" y que, vaya por Dios, nos inculcaban sin que nos diésemos cuenta la cultura del maltrato. La tarea no es sencilla porque, como dice ella, "en algunos casos las manifestaciones de violencia de género son muy explícitas y es fácil localizarlas, pero en otros cuesta un poquito más, porque están más maquilladas y son más sutiles". Lo bueno, al menos, es que si te esfuerzas lo suficiente "las acabas encontrando". Su ejemplo primordial es paradigmático y, cómo no, se le ocurrió a raíz del caso de La Manada. ¿Su símil literario?: Caperucita. Y es que, como todo el mundo sabe, "debajo de la historia de Caperucita subyace la historia de una violación". Siguiendo esa lógica aplastante, Sabatés lo tiene claro: La Sirenita es la historia de una "mutilación genital" y La Bella Durmiente nos habla de todas esas mujeres que han sido violadas después de haber sido drogadas. Lo sorprendente es que hayamos tardado tanto en darnos cuenta.

Otros cuentos son todavía más evidentes, como el caso de Barba Azul. Pero lo fundamental es que en todos ellos se pueden encontrar infinidad ejemplos, hasta el punto de que "en un solo cuento puedes encontrar distintas formas de violencia de género". Pese a lo apocalíptico de su mensaje, Sabatés admite una cierta mejoría general: "Nos hemos dado cuenta de que en los cuentos y en las películas de Disney estaban preocupadas por la belleza, por el hecho de que el príncipe las rescate, las lleve a su castillo y tener hijos; adoptar el rol del ángel del hogar, y estar pendiente del marido, de los hijos y las labores domésticas". Lo que no hace es dejarse llevar demasiado por el optimismo: "Yo creo que en eso hemos cambiado mucho y nuestras aspiraciones personales y laborales como mujeres han cambiado mucho, pero la violencia de género sigue estando ahí, eso no ha cambiado".

La nueva cruzada cultural debe centrarse en seguir haciendo todo lo que ya se lleva tiempo haciendo, pero hacerlo con más ganas. Ella es optimista: "Quiero tener esperanza porque como padres, profesores, sociedad y periodistas tenemos una responsabilidad y hay que seguir luchando. El tema está en desacreditar este tipo de argumentos y mostrar la realidad, y ahí la educación es clave. Pero además tenemos que hablar mucho con nuestros hijos y hay que hablar de sexo con ellos porque no podemos permitir que estén viendo en el móvil pornografía y que esta sea su fuente de información y conocimiento sobre las relaciones sexuales. Y esto es una parte importante de la educación porque son las nuevas generaciones y deberían crecer con una mayor igualdad". Por si no ha quedado claro, la salvación de las mujeres, de los niños, de los padres, de los profesores, de los periodistas, de la sociedad y hasta de los hombres, por extensión, pasa por dejar que los cuentos te los cuente Sandra Sabatés.

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