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Pablo Rivero: "Soy muy libre al escribir, conservo una parte muy punky"

El actor y escritor publica su sexta novela, La matriarca: "Durante años me sentí inseguro como escritor por si era intrusista".

El actor y escritor publica su sexta novela, La matriarca: "Durante años me sentí inseguro como escritor por si era intrusista".
Pablo Rivero, actor y escritor. | SUMA

A muchos les será más familiar su faceta de actor, con el que se coló en muchos hogares españoles gracias a su papel de Toni Alcántara en Cuéntame cómo pasó. Pero Pablo Rivero lleva seis novelas a sus espaldas -bastante bien acogidas por los lectores, por cierto-, las suficientes para haber dejado dejado atrás prejuicios hacia su persona e indecisiones propias de un novato en la literatura. "He sido muy tímido. Trabajé ocho años en mi primer libro y sentía pudor al enseñarlo. Durante años me sentí inseguro por si era intrusista. Hasta que mi madre me dijo: ‘pero tú has estudiado Periodismo y Comunicación Audiovisual, ¿por qué no vas a poder escribir?’ Es un oficio y había que aprenderlo, por eso me fui un año de Cuéntame para terminar ese primer libro", explicó Rivero a Libertad Digital.

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Su sexta novela, un "thriller costumbrista", se titula La Matriarca (Suma) y se presenta como un espejo de las vulnerabilidades de los mayores. La documentación está en la escaleta de cualquier informativo. "Es como un ciclo vital, los niños y los mayores son igual de vulnerables, pero mientras que los niños están muy protegidos y son sagrados, los ancianos son los grandes olvidados", considera.

"Tengo 43 años y soy muy malo con todo lo tecnológico. El banco, el médico, miles de link para cualquier gestión. Me intentan estafar continuamente y al día recibo cincuenta llamadas de supuestas compañías de móvil o energía. Es un acoso. Si eso me pasaba a mí, ¿cómo lo pasarán los mayores? Me di cuenta de que la vida de una persona mayor se puede convertir en un thriller en cualquier momento".

La Matriarca comienza con la aparición del cadáver de una anciana con Alzheimer en el patio interior de una comunidad de vecinos. Mientras la policía investiga si se trata de un suicidio o un asesinato, otra mujer de similares características físicas desaparece. Resulta ser una mujer fuerte, la dueña del edificio, que cobra el alquiler en mano sin dejarse amedrentar por los inquilinos. "Me interesaba crear la figura de una mujer que ha llevado las riendas de su familia y de su negocio, que torea a los que tratan de sacarse provecho. Pero, en cuanto baja la guardia por la edad, su entorno señala sus debilidades y todos tratan de aprovecharse", desvela el autor.

La trama avanza mientras se pone el foco en muchas dificultades, que no son nada ajenas. "Me lo tomo casi como un ensayo: atracos, malos tratos, timos telefónicos, familiares que estafan, la brecha digital, desapariciones por enfermedad, conflictos con los vecinos…" Y todo en una historia enigmática "para amantes del thriller" con elementos "del cine de Hitchcock". "No deja de ser costumbrista porque las cosas que me inquietan, que me dan miedo y los peligros, no los vuelco en cosas exageradas ni efectistas, sino en situaciones que pueden ocurrir. A un mayor le roban y no puede ni salir corriendo. Es una gran impotencia".

La figura de la matriarca

"Hay mujeres muy duras que han sacado solas a su familia y que han hecho de sus hijos unos inútiles porque se lo han dado todo hecho. Y ahí hay una autocrítica. En muchos casos reales de desapariciones, he encontrado declaraciones de los familiares que decían que dejaban a ancianas hacerlo todo porque ellas lo necesitaban. ‘Si no está activa, se muere’, suelen decir. Hay un punto de justificación. ¿Hasta qué punto es una necesidad de estar activa o simplemente hacen lo que les han enseñado, pero en realidad les encantaría estar en un balneario? Se enquistan las relaciones".

Otra de las capas de esta novela habla de la exposición en redes que se hace de los mayores. ¿Saben qué repercusión tiene? "Yo abro un debate, no sentencio. Por eso hay personajes que lo defienden y otros que se oponen. Hay familiares que obtienen dinero de esos vídeos o muestran personas mayores con enfermedad en un hospital".

Rivero confiesa que se siente "muy libre al escribir". "Hablo sobre lo que me interesa , creo que conservo una parte muy punky. No gustar a todo el mundo también está bien", sostiene. "No tengo ningún problema de hablar de Cuéntame, ni que me reconozcan por esa serie, pero cuando veo alguna entrevista sobre mi novela que titulan por ahí pienso ‘joder macho’. Al final lo entiendo, es un gancho para que la gente se lea la entrevista, sin más", admite.

No se plantea escribir un thriller político porque no le atrae ese mundo y porque es un campo en el que está "bastante perdido". "Creo que en política se ha jugado al efectismo, al golpe final, a las peleas, y pocas veces conocemos bien el origen de los conflictos", opina.

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