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Montse Fernández Crespo: "En Lope todo son excesos, y eso le llevó a situaciones comprometidas"

LD entrevista a la autora de Las cartas sobre las tablas: "Su valor como poeta y dramaturgo asoma en cada una de sus obras dramáticas".

LD entrevista a la autora de Las cartas sobre las tablas: "Su valor como poeta y dramaturgo asoma en cada una de sus obras dramáticas".
Portada del libro. | Edual

Montserrat Fernández Crespo (Sabadell, 1966) se ha sumergido en el mar epistolar que inunda el teatro del Fénix de los Ingenios, y acaba de publicar Las cartas sobre las tablas. El recurso de la carta en el teatro de Lope de Vega (Editorial Universidad de Almería, 2024), una adaptación de su tesis doctoral, defendida en el 2022 en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde trabaja como secretaria de dirección. Colaboradora en la edición crítica del teatro del genio de las letras hispanas con el Grupo de Investigación PROLOPE, entrevistadora, ponente en jornadas y congresos sobre la literatura del Siglo de Oro, LD la entrevista para abordar su último libro, amén de la figura del tipo que definió el amor como nadie –"Creer que un cielo en un infierno cabe, / dar la vida y el alma a un desengaño…"– y fabular sobre cómo interactuaría con el ínclito autor monclovita de la afamada "Carta a la ciudadanía".

P: Si yo le digo Lope de Vega, usted me dice…

R: Un genio, sin duda. De ahí que Cervantes lo calificara como monstruo de naturaleza. También se le conoce, como casi todo el mundo sabrá, por el sobrenombre de Fénix de los ingenios españoles. Y todo ello por su fecundidad y calidad como escritor, realmente fuera de lo común. Un discípulo suyo contó asimismo que "no había casa de hombre curioso que no tuviera un retrato de él". Estas palabras confirman que además la gente lo admiraba, que era el poeta del pueblo.

P: ¿Qué es lo que más le fascina del personaje?

R: Su enorme facilidad para el verso. Su poesía, rica y variada, se encuentra tanto en sus obras meramente líricas como en su teatro o en sus novelas, y con resultados que a menudo llegan a la excelencia. De hecho, fue uno de los mejores dramaturgos, si no el mejor, de su época y uno de los más insignes poetas de nuestros siglos de oro. Otra cualidad destacable en él es su temperamento apasionado. De ahí que su vida, en todas sus facetas, sea verdaderamente fascinante. Con cincuenta y dos años, tras una gran crisis espiritual, llegó incluso a ordenarse sacerdote, lo que no le impidió enamorarse de Marta de Nevares, su último gran amor. Una vida intensa y polémica que en gran parte transformó en poesía.

P: ¿Y qué es lo que menos le gusta de Lope –si es que hay algo de Lope que no le convenza–?

R: En Lope todo son excesos, y eso le llevó en ocasiones a situaciones comprometidas. Con veintitantos años, por ejemplo, fue desterrado de Madrid y de Castilla por escribir unos versos difamatorios contra Elena Osorio, hija de un empresario teatral, quien, tras varios años de relación con él, lo acabó abandonando. Está también la amistad que mantuvo con el joven duque de Sessa, que obligó a Lope a redactarle no solo cartas políticas sino también amorosas. Esa funesta relación, en la que Lope ejercía de secretario y de alcahuete, duró muchos años y no siempre fue positiva para el dramaturgo, quien al parecer quiso en alguna ocasión romper con ella. En la biografía de Lope, por tanto, no todo son luces.

P: ¿Por qué decide abordar el recurso de la carta en el teatro de Lope?

R: Para contestar a esta pregunta debo explicar que Las cartas sobre las tablas es una adaptación de mi tesis doctoral, defendida en el 2022 en la Universidad Autónoma de Barcelona. Allí, en mis colaboraciones con el grupo de investigación Prolope, dedicado principalmente la edición crítica de su teatro tuve ocasión de acercarme a las comedias del Fénix. Y en mi trabajo de final de máster, titulado La epístola de tono humorístico en el Renacimiento español, a la epistolografía. De esa conjunción surgió la idea de profundizar en el uso que hace Lope de la carta en sus comedias, pues uno de los aspectos que destacan es la gran cantidad de cartas o papeles que aparecen en ellas.

P: ¿Cuán ardua ha sido la tarea?

R: Teniendo en cuenta que de Lope han llegado hasta nuestros días más de trescientas comedias de atribución segura o fiable, lo primero fue identificar cuáles contenían cartas. Después, la dificultad fue clasificar el material obtenido, pues pude comprobar que son más de doscientos los títulos que incluyen cartas. Y una comedia por lo general incluye más de una carta o papel, ya que a veces no es una carta propiamente dicha sino un bando, un memorial, una cédula u otro tipo de documento, que también había que analizar.

P: ¿Y cuál considera que es su mayor descubrimiento?

R: No sé si el mayor, pero desde luego uno de los grandes descubrimientos para mí ha sido que incluso en sus comedias menos meritorias o que han recibido menos elogios por parte de la crítica especializada, siempre hay unos versos, una escena, unas metáforas que confirman su genialidad. Es decir, que su valor como poeta y dramaturgo invariablemente asoma, sea en mayor o menor medida, en cada una de sus obras dramáticas.

P: ¿Qué ha aprendido mientras escribía Las cartas sobre las tablas?

R: Una de las cosas que he aprendido es que el Fénix sabe explotar con auténtica imaginación todas las posibilidades que este recurso le ofrecía: cómo sale la carta al escenario, cómo se lee, los comentarios que origina, los avatares a los que está sometida antes de ser entregada, el embrollo que proporciona que no se lea con las pautas adecuadas (como sucede en La arcadia), etcétera. Estas y otras cuestiones generarán acción, reacciones inesperadas y sobre todo enredo, elemento consustancial a la comedia misma.

P: Las principales temáticas de las cartas son el amor, la política o el poder. ¿Cuáles le parecen las más interesantes?

R: En mi opinión, el interés de una carta no radica tanto en su temática sino en el propio texto o en su importancia dentro de la trama de la comedia. Algunas de las que aparecen en El perro del hortelano o en El caballero de Olmedo, por ejemplo, son por sí solas maravillosos poemas de amor. Las de tema político, de tono más grave y escritas en prosa, son también interesantes puesto que, aunque sea de manera ficticia, nos permite entrar en la intimidad de personajes históricos o legendarios. Así, leemos cartas de Bernardo del Carpio, Pedro I de Castilla o la reina Juana de Nápoles, entre muchos otros. No faltan tampoco cartas de magos, seres mitológicos o bíblicos, interesantes igualmente por la peculiaridad del mismo autor.

P: ¿Cómo describiría la visión política de Lope de Vega?

R: Sobre la visión de Lope acerca de la monarquía se ha escrito mucho: desde que era un propagandista hasta que hay en sus obras cierta visión crítica, pasando por aquellos que opinan que simplemente fue un conformista. Lo cierto es que, después de haber leído muchas de sus comedias en las que recorre la historia nacional y extranjera, me atrevo a pensar que lo que exalta Lope es el ideal monárquico: la institución, depositaria de la justicia y la religiosidad. Otra cosa es el monarca como ser humano, que comete injusticias, errores o abusos de poder. Esto último Lope no duda tampoco en denunciarlo, pues lo vemos reflejado en distintos reyes de sus comedias. Por ejemplo, en El primer Fajardo, El casamiento en la muerte, Las paces de los reyes y judía de Toledo, El animal de Hungría o El duque de Viseo, por citar algunos títulos.

P: Hagamos un ejercicio de imaginación: Lope vive en octubre de 2024 y le escribe una carta a Pedro Sánchez. ¿Qué cree que le diría?

R: Haciendo ese ejercicio de imaginación que me pide, y ya que estamos hablando de teatro y de cartas, le haría saltar a la escena escribiendo una. Y como lo que nos interesa de cara al espectador es crear expectación y enredo, la carta estaría llena de falsedades y el personaje esperaría que surtiera unos efectos totalmente contrarios a los que en realidad declara.

P: Vamos acabando, Montse. ¿Qué vigencia tiene la obra de Lope hoy? ¿Cuáles de los asuntos que abordó continúan palpitando?

R: Hay que decir que sus comedias siguen representándose, incluso podemos verlas en un corral de comedias del siglo XVII íntegramente conservado, como es el de Almagro. Por no hablar del éxito cinematográfico que tuvo en su día la adaptación que hizo Pilar Miró de El perro del hortelano, lo que confirma que el teatro en verso y con una ambientación histórica sigue atrayendo al público. Y es que los temas que él puso encima de la mesa, que son principalmente el amor, el honor o la honra, son universales.

P: ¿Y qué denuncias no se han archivado?

R: Los abusos de poder.

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