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Jesús Fernández Úbeda Poeta, escritor, redactor de Libertad Digital y colaborador de La Trinchera de Llamas y En Casa de Herrero.

Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, redactor en Libertad Digital, colaborador en la revista Zenda y autor de los libros No le des más whisky a la perrita, Estado incivil/Concierto de alcaudones y Nido de piratas. La fascinante historia del diario Pueblo.

Una oración que es un fogonazo de belleza. Dylan se siente señalado y apartado porque ha decidido creer en Jesucristo. En lugar de venirse abajo, lo celebra y le pide a Dios que lo mantenga donde está, “donde siempre seré renovado”: “Creo en ti aunque me superen en número, / oh, aunque la tierra me sacuda, / oh, aunque mis amigos me abandonen”. La difunta Sinéad O’Connor la iba a interpretar en el concierto por el trigésimo aniversario de la carrera de Dylan, que se celebró en el Madison Square Garden el 16 de octubre de 1992. Se quedó con las ganas: una multitud la abucheó porque, días antes, había denunciado que la Iglesia encubría casos de pederastia rompiendo una foto de Juan Pablo II. Finalmente, encabronada, recitó unos versos de “War”, de Bob Marley, y se retiró del escenario.
Igual conviene rebobinar. Dylan no vivió su mejor momento personal ni profesional en la segunda mitad de los setenta: se divorció –divorcio del que brotaron dos discos maravillosos: Blood on the Tracks y Desire–, hizo una película que no entendió ni Perry –Renaldo and Clara–, publicó un álbum estupendo, pero que recibió palos por todos los lados de la crítica –Street Legal–, y que fue presentado en una gira inspirada en los últimos conciertos de Elvis que, con muy mala leche, alguien llamó “Las Vegas Tour”. En estas, Dylan creyó ver a Jesucristo en un hotel en Tucson (Arizona): “Se apreció ante mí como Rey de reyes y Señor de señores. (…) Puso su mano sobre mí. Fue algo físico, lo sentí, sentí todo mi cuerpo temblar”. En la hermosa “Pressing On”, Dylan ruge que sigue adelante “hacia la llamada superior de mi Señor”. Bien por él, que siguió adelante. Y de qué manera tan estupenda.
Un bofetón maravilloso a los necios que no supieron reconocer quién fue realmente Jesús de Nazaret. Hace referencia a algunos episodios de la vida de Cristo: la oración en el huerto, Pedro cortándole una oreja al criado del sumo sacerdote, el diálogo con Nicodemo, curaciones, la resurrección… Una versión fabulosa de “In the Garden” está en un concierto grabado con Tom Petty & The Heartbreakers que responde al nombre de Hard to Handle y que se puede encontrar fácilmente por la web.
Del mismo palo. ¿Quién es ese “contigo” con el que estará Dylan “cuando el trato se cierre”? De primeras, uno piensa en una mujer –sobre todo, si ve el videoclip, en el que participa Scarlett Johansson–. Sin embargo, las referencias a la “corona de espinas”, al “dominio terrenal, lleno de decepción y dolor” y a la “visión del Cielo”, invitan a la duda. Y esto es hermoso y, a la vez, divertido. Para la melodía, Dylan se inspiró en una canción de Bing Crosby, “Where the Blue of the Night (Meets the Gold of the Day)”. Ringo Starr dijo que es su canción favorita del cantautor de Duluth.

Diez joyas cristianas de Bob Dylan para rematar la Semana Santa

La última gran entrevista que concedió Bob Dylan fue en diciembre de 2022, al Wall Street Journal, con motivo de la publicación de su ensayo Filosofía de la canción moderna –en España, editado por Anagrama. En ella, amén de abordar los asuntos que emanan de su libro, se declara fan de Nick Cave, Leonard Cohen o Eminem, habla de sus series favoritas –Coronation Street, Padre Brown y En los límites de la realidad– y se confiesa "religioso": "Leo mucho las Escrituras, medito y rezo, enciendo velas en la iglesia. Creo en la condenación y en la salvación, así como en la predestinación. Los Cinco Libros de Moisés, las Epístolas Paulinas, la Invocación de los Santos…, todo". Aquí dejamos una biopsia musical del cancionero cristiano de Dylan. El grueso de estas canciones brota de la trilogía religiosa conformada por los discos Slow Train Coming (1979), Saved (1980) y Shot of Love (1981), pero también las hay de trabajos posteriores, incluido su último álbum con temas inéditos, Rough and Rowdy Ways (2020). "Vas a tener que servir a alguien", cantaba el bardo, "puede que sea al Diablo o puede que sea al Señor, pero tendrás que servir a alguien". Sabemos por quién apostó el genio de Duluth.

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