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Jesús Fernández Úbeda

El PP aún cree que los barones del PSOE no saben que Sánchez pactará con Bildu

Sánchez reacciona ante el significante "Bildu" como Pazazu, el demonio que poseyó a la niña de 'El Exorcista', cuando escucha un Padrenuestro.

Sánchez reacciona ante el significante "Bildu" como Pazazu, el demonio que poseyó a la niña de 'El Exorcista', cuando escucha un Padrenuestro.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe el aplauso de la bancada socialista durante la sesión de control de este miércoles. | EFE

No anda lejos la ignorancia de la inocencia. En La Mancha mía y querida, al crédulo, cuando se estrella, se le dice: "¡Aaaaay –arrastrando bien la vocal abierta–, ignorante de la vida!". Y eso es lo que sonó en mi cabeza este miércoles cuando, durante la sesión de control al Gobierno, Cuca Gamarra recurrió al cándido estribillo genovés de que "los barones y los candidatos socialistas" todavía no saben que Pedro Sánchez pactará con EH Bildu otra vez. Y otra vez, y otra y así, ad infinitum.

Es consciente el PP de que, cuando a un ministro socialista se le nombra a la formación proetarra, a éste se le amarillenta el iris, su cuello gira 180 grados y su escaño se tambalea. Sánchez reacciona ante el significante "Bildu" como Pazazu, el demonio que poseyó a la niña de El Exorcista, cuando escucha un Padrenuestro. A 17 de mayo –mañana, a saber–, los Feijóo’s Boys se exhiben exultantes porque, encuestas al margen, se han adueñado del discurso de la campaña: el supuesto zoco de vivienda pública y el cine a dos euros para jubilados no calan; que en las listas de un socio del Gobierno haya 44 terroristas, siete de ellos con delitos de sangre, sí.

Paladeando cada palabra, Gamarra le restregó a Sánchez que Bildu es "su socio preferente" y le instó a, en "dos minutos y medio", "justificar los pactos en el pasado, romper los del presente y renunciar a los del futuro". El presidente, exasperado, dijo que "ETA ya no existe", que Zapatero acabó con la banda terrorista, que Aznar los llamó "movimiento de liberación nacional" y, esto dolió a la pepera, que trago saliva, que en las listas de 2015 hubo condenados y que, entonces, el PP permaneció en modo avión. Sin embargo, embebido en su ira, el líder del Ejecutivo patinó: tras preguntar si "Zapatero traicionó a las víctimas" y si "Rubalcaba fue cómplice de ETA", un nutrido coro de diputados respondió "SÍIIIII".

En su réplica, Gamarra pecó de pardilla: "Ser tan cruel con el PP y tan complaciente con Bildu es lo que va a marcar su historia para siempre. La sociedad española no olvida". ¡Sí, seguro! La portavoz del PP preguntó a su interlocutor si "va a romper con Bildu o con la decencia" y le exigió que, en caso de permanencia, "sea valiente" y confiese para que "se enteren los barones y los candidatos socialistas". Porque, claro, a Fernández Vara, García-Page y Lambán, la cosa les pilla de nuevas. Corderica –bueno, corderica… fíate de los santos y no corras–. Por su parte, Sánchez le dijo que su intervención se enmarca en "el mayor cinismo que siempre ha tenido el PP" y, al concluir, toda, repito, toda la bancada socialista le aplaudió en pie. Igual es en Génova donde tienen que tomar nota.

Mertxe Aizpurua preguntó a su socio alfa si mantendrá el "escudo social". En la cámara se oyó un "¡que se besen!". Sánchez prologó su respuesta con una "reflexión": "Se han equivocado en la elaboración de las listas municipales". ¿Equivocado Bildu al meter a asesinos en sus listas? Claro, como se equivoca el escorpión cuando clava el aguijón a su presa. Continuó el presidente demandando "un mensaje más rotundo de reparación, perdón y, por supuesto, reconciliación y homenaje a las víctimas". Comencé el artículo diciendo que no anda lejos la ignorancia de la inocencia. Añado: excepto cuando la ignorancia es fingida. Aunque se haga el idiota, Sánchez sabe quién es Bildu desde que, siglos ha, negara en campaña, insistiendo en repetirlo cuanto hiciera falta, que pactaría con ellos.

Por lo demás, Espinosa de los Monteros recordó que Vox pidió ilegalizar a Bildu tres veces y que ni PSOE ni PP quisieron hacerlo, el duelo entre Inés Cañizares y Yolanda Díaz volvió a aburrir y, Sergio Sayas, más lúcido que sus nuevos compañeros de partido, dijo que los socialistas "quieren estar ciegos para volver a pactar con ellos", o sea, con los proetarras. Cocido en vinagre, Bolaños lo llamó "traidor" por tránsfuga. Y poco más, la verdad.

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