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Jesús Fernández Úbeda

Sesión de control: ¡bienvenidos al 'freak show'!

Sus señorías han celebrado un divertido vodevil en el que sólo faltaban Tod Browning a la dirección y Bunbury cantando "La señorita hermafrodita".

Sus señorías han celebrado un divertido vodevil en el que sólo faltaban Tod Browning a la dirección y Bunbury cantando "La señorita hermafrodita".
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, interviene en la sesión de control al Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso. | EFE

Con Sánchez compitiendo en audiencia con una película experimental bosnia en Davos, el princeps imperator Feijóo irrumpiendo en la Cámara Alta mientras sus senadores le lanzan pétalos de rosa, y Abascal desaparecido, con la vista puesta allende Despeñaperros, se esperaba que la sesión de control de este miércoles fuera otro bostezo con ínfulas y despiadado, otro trasunto parlamentario de El viejo y el mar –no hay libro que contenga tanto aburrimiento en tan pocas páginas–. Sin embargo, en la víspera del chusco homenaje que el presidente del Gobierno hará a Graham Greene por Pegasus, sus señorías han celebrado un, si bien obsceno, nada despreciable freak show en el que sólo faltaban Tod Browning a la dirección y el gran Enrique Bunbury cantando "La señorita hermafrodita".

La Mujer Pájaro, Medio Hombre y el Tragaespadas no son rivales para la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que acusó al pepero Víctor Valentín de tener un "discurso guerracivilista" por preguntarle por el "reto de la consolidación fiscal que le reclama el Banco de España" –igual, ahora, cuadrar cuentas es cosa de falangistas–, o para Nadia Calviño, quien le soltó, porque sí, porque sí, porque sí, como en la canción de Los Rodríguez, a Espinosa de los Monteros: "¿Qué podemos esperar de una formación política que, mientras estamos llorando una matanza de niños en EEUU, propone repartir armas entre los ciudadanos?". "Maaaaarchando una medalla de oro a la demagogia para la vicepreeeesidenta primera", hubiera cantado Emilio Laguna, disfrazado de mayordomo, en una película de Paco Martínez Soria.

Guillermo Díaz, con los escombros de Ciudadanos en la UCI, propone "eliminar de la Constitución el término ‘nacionalidades’": "Ni Andalucía, ni Galicia, ni Cataluña son nacionalidades: son comunidades autónomas de la mejor nación del mundo, que es España". María Jesús Montero: "Creía que se refería al PP, con quienes ustedes pactan". La plurinacionalidad bendodesca aún colea. Jaime Miguel Mateu, diputado del PP y víctima del terrorismo, a Marlaska, sobre los "piolines": "¿Cuándo va a pedir perdón el presidente, o usted en su nombre? Si no lo quiere hacer, váyase por el bien de los cuerpos y las fuerzas de seguridad del Estado". El ministro del Interior le regateó de una forma aún más obscena que Mbappé a Florentino Pérez y no le respondió. Se lo reprochó Sandra Moneo, quien preguntó a Pilar Alegría qué "entiende por colaborar para que se cumpla la sentencia del 25% del castellano?". La ministra de Educación no hizo honor a su cartera: "Si usted desconoce el término, le insto a que acuda al Diccionario de la RAE". Réplica de la pepera: "El PSC firmó un acuerdo para que el castellano no sea lengua de aprendizaje en las lenguas catalanes. Usted se ha puesto del lado de los separatistas en esta faena y ha abandonado a los constitucionalistas". Respuesta de la sociata: "Es curioso que en la única comunidad autónoma que esto no es un problema sea Galicia".

Sin llegar al nivel de Tip y Coll, Olona y Bolaños hicieron su último bolo como dúo humorístico parlamentario, salvo cosa rara, claro. La candidatísima de Vox a la presidencia de la Junta de Andalucía, pletórica: "25 días para las elecciones en Andalucía, y aquí me tiene, en pie: candidata a la presidencia y vecina de Salobreña. Cómo tuvo que dolerle la guantada sin mano de la semana pasada". Hizo una reconstrucción –¿ficticia?– sobre cómo el ministro de la Presidencia pidió a la alcaldesa del municipio granadino su cabeza. Los sociatas la interrumpieron, y ella se creció: "Tranquilos, tranquilos, que me voy a presentar". Se despidió con un "Macarena de Salobreña, ministro Perejil". Éste, encabronaíto perdío, denunció "una trampa como una casa: usted ni vive ni ha vivido en Salobreña en su vida. Si el primer trámite para presentarse a las elecciones es una trampa, ¿qué pueden esperar los andaluces de Vox?". Lástima que no apareciera Chiquito de la Calzada para responderle contando, qué sé yo, el chiste del niño orejón. Hubiera elevado el nivel sobremanera.

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