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Jesús Fernández Úbeda

El Armagedón será en Doñana

El Parque se ha convertido en un pretendido escudo antimisiles sanchista. ¿Que Gamarra pregunta al presidente quién cesó a Laya? Pues Doñana.

El Parque se ha convertido en un pretendido escudo antimisiles sanchista. ¿Que Gamarra pregunta al presidente quién cesó a Laya? Pues Doñana.
Sánchez conversa con Calviño a su llegada al Congreso para participar en la sesión de control este miércoles. | EFE

Insiste el Gobierno en camuflar sus grietas refugiándose en el plan para regularizar nuevas hectáreas de regadío en el entorno de Doñana propuesto por el Ejecutivo andaluz. Sánchez y sus chicos recurren a la presunta destrucción del Parque Nacional como recitando aquella predicción apocalíptica de La Profecía: "Cuando los judíos regresen a Sión, un cometa surque el cielo y el Sacro Imperio renazca, entonces tú y yo moriremos". Doñana se ha convertido en el cruci, en un pretendido, al menos, escudo antimisiles sanchista. ¿Que Cuca Gamarra pregunta al doctor Chapas quién cesa a los ministros? Pues saca la carta de Doñana. ¿Que Carlos Rojas le reprocha a Calviño no haber recuperado el PIB prepandémico? Más Doñana. ¿Y si el también popular Juan José Matarí se refiere a cómo afrontará el país la sequía? ¡Adivinen, es de cajón! Lástima que, y disculpen el chovinismo, el secarral en el que se ha convertido o, más bien, en el que políticos de toda raza, sexo y afliliación convirtieron –permitiendo plantar, por ejemplo, maíz en sus alrededores: estos ojos lo han visto– las Tablas de Daimiel no genere el mismo eco. Parafraseando a los Hombres G: "Doñana, Doñana, / no sabes decir otra cosa, / ya me tienes hasta la banana".

El debate parlamentario de este miércoles fue tan interesante como un certamen de cantautores. La vicepresidenta sed-de-cambio, Yolanda Díaz, no acudió a la sesión de control, costumbre que mantiene desde que anunciara su candidatura a la presidencia del Gobierno en el polideportivo Magariños. La voluntariosa Gamarra preguntó a Sánchez si decapitó políticamente a la ministra Laya "porque se lo mandó Marruecos": "¿Quién nombra y cesa a sus ministros?". El presidente le remitió al artículo 100 de la Constitución y, aprovechando que el Guadalquivir pasa por el poder judicial, o algo así, le recordó el 122. En su réplica, la portavoz popular se ciscó en la Ley de Vivienda: "La única política de vivienda que le ha interesado es seguir residiendo en La Moncloa". Con cachondeo, añadió: "¿Cuántas viviendas va a prometer hoy?". El líder del Ejecutivo instó al cumplimiento de la citada norma en las autonomías peperas y, lo ya dicho, concluyó mencionando el sitio este en el que atropellan linces.

Rufián, tomando la Cámara Baja por La Chocita del Loro, se dirigió en tono burlón a Sánchez: "Ha puesto el piloto automático y anda más perdido que Feijóo en un debate". El supuesto chiste fue secundado con un silencio de hormigón: por reacciones de este tipo, uno no termina de perder la fe en la Humanidad. El candidato republicano a la alcaldía de Santa Coloma afeó al PSOE su gestión de los trenes en Cataluña. El presidente le quebró las rodillas celebrando que ERC hable de Cercanías y no de independencia: "Bienvenido a la política real".

Por lo demás, la puigdemontonera Míriam Nogueras plagió al líder del PP en eso "del milagro de los panes y los peces", Espinosa de los Monteros leyó un artículo de Gabriel Tortella que El Mundo publicó este martes ante el pasotismo de la vicepresidenta primera y el también voxero Figaredo lamentó que el Gobierno haya invertido 1.500 millones de euros… "para destruir infraestructuras hidráulicas": "¿Tiene algún sentido que, cuando se avecinan vacas flacas, se dediquen ustedes a destruir almacenamientos de agua?". Respuesta de Teresa Ribera: "Jamás se ha puesto en peligro el abastecimiento y la capacidad de almacenamiento del agua". En fin, tiemblen.

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