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'Bob Dylan. Todas sus canciones': anatomía de un genio

La obra (Blume, 2015) es exhaustiva, precisa, está llena de datos, detalles, testimonios, tiene sal, se presenta interesante.

La obra (Blume, 2015) es exhaustiva, precisa, está llena de datos, detalles, testimonios, tiene sal, se presenta interesante.

Publica Blume Bob Dylan. Todas sus canciones, un armatoste de 704 páginas en el que Philippe Margotin y Jean-Michel Guesdon nos desgranan, desde la historia y la técnica, 492 piezas de un genio –con el autor de "Like a Rolling Stone", "Just Like a Woman" o "Jokerman" no se puede ser imparcial, se siente- que, según Bruce Springsteen, en la música "puso el cerebro".

Dylan, entre Homero y Rimbaud, entre Whitman y San Pablo, entre Blake y Picasso, es el "mejor escritor de canciones del mundo" (Sabina dixit). También uno de los más complejos. Por sus deseos, sus creencias, sus inquietudes, sus venganzas, sus poses, sus idas y vueltas. Su obra no es inabarcable, pero sí que es muy difícil de compilar, de desgranar, de explicar sin caer en el aburrimiento, la vaguedad o el esnobismo.

Y, en Bob Dylan. Todas sus canciones, Margotin y Guesdon cumplen, y con creces, abordando una tarea hercúlea. No es un cancionero ni, mucho menos, el típico trabajo en el que abunda la fotografía y escasea el texto. Quien pretenda devorar semejante armatoste en dos/tres días va listo. La obra es exhaustiva, precisa, está llena de datos, detalles, testimonios, tiene sal, se presenta interesante. Recoge notas para ultras. Desglosa a personajes importantes –cazatalentos, músicos, productores…- en la biografía del artista. Se ocupa de los bootleg series y de canciones compuestas para bandas sonoras. Para la comunidad dylaniana –o dylanita, como se diga- española, el libro es imprescindible.

Además, Bob Dylan. Todas sus canciones presenta, sin incidir en el detalle, pero sí presentando un relato bien vertebrado y coherente, una biografía artística e, inevitablemente, personal, del compositor: sus relaciones, sus rupturas, sus crisis, sus resurgimientos, sus creencias, sus enfermedades. No se puede entender, así, "Don't Think Twice, It's All Right" sin conocer su romance con Suze Rotolo; "Sara", sin hablar de un divorcio en carne viva; "Forever Young", sin referirse a su hijo recién nacido, o un disco como Time Out of Mind, sin asomarse a los conceptos de "vejez" y "miedo a la muerte".

Dice Raúl del Pozo que el periodismo cultural no existe, que "es mera propaganda de las editoriales". Con Bob Dylan. Todas sus canciones, el elogio me sale del alma. Lo contrario sería impostado. Porque es un capricho y está muy bien hecho. Porque el material bibliográfico dylanita que tenemos en España es escaso. Porque este libro era necesario.

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